«Condenados de la tierra»

Luis Muñoz Muñoz

Luis Muñoz

Luis Muñoz Muñoz La situación del Ecuador, en la actualidad, al igual que en
muchos otros países del mundo, es de paralización e incluso destrucción del aparato productivo, por ello los indicadores sociales no
son esperanzadores, se registra aproximadamente, un millón
de desempleados, y un aumento considerable en la pobreza extrema, y con pocas probabilidades de salir de ese nivel, al que se lo ha llamado «los condenados de la Tierra», quienes han sido menesterosos, desde el inicio de la República y durante todos los gobiernos que se han venido sucediendo, y no tienen esperanza de salir de ese piso socio-económico, mientras el Gobierno, en vez  de  dotarles de un pírrico «bono solidario,» no impulse el desarrollo  de la Agricultura, la Ganadería y  vuelva sus ojos al campo y les provea de insumos y asistencia técnica, es imperioso la instalación de fábricas  para  fortalecer  la industria y crear nuevas fuentes de trabajo, que generen divisas  para  impulsar el desarrollo de los sectores vulnerables y darles la oportunidad de un trabajo digno que  les permita llevar el pan a su mesa no como pordioseros  de un bono demagógico, sino de su trabajo digno. Los problemas sociopolíticos mencionados generan perplejidad y también reflejan incertidumbre política, inclusive desde el punto de vista electoral. En este tiempo de campaña electoral es notable la indecisión e indiferencia de la gente por el tema electoral, que esconde una gran cantidad de factores y elementos a los cuales hay que identificarlos y darles mayor atención, precisándolos, identificándolos y singularizándolos. Es el momento de tomar decisiones para solucionar tan agudo problema de pobreza extrema, porque esta situación es una bomba de tiempo, que va a estallar en cualquier momento con impredecibles consecuencias, debemos reflexionar que la pobreza y el desempleo son  dos factores influyentes para el desarrollo de una rebelión popular, que no responderá a interés político alguno, sino a la pobreza y falta de trabajo de la mayoría de la población  que cada día va en  aumento incrementando los  cinturones de miseria y por lo tanto  no les queda otra disyuntiva  que morir de  necesidad o morir luchando, por mejores días  para sus descendientes. (O)