Cambiando el modelo

Luis Ochoa Maldonado

La violencia institucionalizada, la delincuencia, el narcotráfico se constituyen en el primer problema identificado por la población, seguido del desempleo, la pobreza y la carencia de servicios de salud, según Cedatos, que en conjunto superan al 90% de la angustia nacional. Sin respuestas efectivas a la vista.

Las amenazas crecen a nivel del territorio, que inquiere que reaccionemos de manera local sobre las oportunidades de la gente ante dichos entuertos que se incrementan de manera sostenida, ante la evidencia de omisión de responsabilidades de las autoridades en funciones, con excepciones que confirman la regla.

La pregunta consiguiente es cómo actuar desde la ciudadanía asumiendo desde el comienzo que solo el pueblo salva al pueblo, sabiendo que los hechos así lo enseñan, partiendo desde la sugestión colectiva de buscar remedios para la propia subsistencia, reflexionando sobre las soluciones planteadas desde los sectores políticos, que ahora mismo inician una jornada cívica para captar la empatía de los votantes para la dirección de los gobiernos descentralizados: Prefecturas, Alcaldías y Juntas Parroquiales, que son instancias que si dedicarían sus esfuerzo para superar a las necesidades básicas, pueden con el apoyo comunitario sembrar conciencia de cambio material para la convivencia, como hace la Junta de Sayausí en Marianza para proveer vivienda a los damnificados de los deslaves de marzo del presente año, mientras los demás anuncios quedan en ofertas.

Otro hito es la culminación de los estudios preliminares de la nueva vía a Guayaquil, que ha sido promovido por la cámara de industrias de Cuenca, para superar el abandono de la provincia del Azuay, que requiere continuar con análisis de prefactibilidad, por el Gobierno central, para seguir luego con la contratación de la misma y dotar así de un medio de comunicación seguro, con Guayaquil, que mejoraría sin duda las posibilidades de intercambio entre estas poblaciones hermanas.

Todos debemos unirnos para exigir el progreso de Cuenca, el Azuay y el austro, para superar el desánimo centralista e histórico que nos mantiene en la desidia. ¿Hasta Cuándo? (O)