Vivió como pensó, murió como quiso

Edgar Pesántez Torres

Todos queremos ser felices, pero ¿por qué tanta dificultad para alcanzar lo que se desea o por disfrutar algo bueno? ¿Por qué en estos tiempos de deslumbrantes descubrimientos y progresos, la infelicidad, los resentimientos y suicidios se incrementan?

Respuestas dan filósofos y psicólogos, sobre todo personas comunes y corrientes que viven felices con lo que tienen, haciendo y disfrutaron lo que les gusta.

He tenido verdaderos amigos (hay que diferenciar de compañeros, colegas, camaradas, paisanos, coetáneos, vecinos) que, sin importar cuándo llegaron, participaron de nuestras necesidades y patrimonios, de la salud y enfermedad, de los triunfos y fracasos, de las penas y alegrías, de los bullicios y silencios… y ¡no se fueron!

Tomás G. Aguilar A. fue uno de ellos, con él tomé el último café- tertulia donde doña Marianita. El viernes 23 le escribimos mensajes de bienestar, siendo el primero en decir: “Hoy está de cumpleaños nuestro gran amigo Tomás: hombre de equilibrio ideológico-político, humanista, fiel amigo, conocedor de los entremeses de la ciudad… Le envío mis congratulaciones por tan significativo día y la invitación para que en la próxima reunión le ofrezcamos cafecito, en vez de champan”.

Siguieron Oswaldo V., Marco, Carlos, Oswaldo N. e Iván. Cuatro minutos antes de que termine el día, nos respondió: “Gracias amigos ‘Sobrevivientes’. Pronto un cafesote. Un abrazo a Todos”.

Horas más tarde, su pariente Eugenio me dejó sin aliento al comunicarme que había muerto.

Aún aturdido debía avisar la tragedia: “Ha fallecido Tomás como él quería y en lo que más le gustaba, jugando al indor fútbol. Una muerte fulminante al que aspiramos todos, aunque renieguen los demás por ‘ir en silencio, sin avisar’”.

Hombre culto, sencillo, humanista, abogado y presidente de este gremio, insigne profesor de la Escuela Salvador Allende de la “U”, Fiscal, miembro y funcionario de la Casa de la Cultura, cuentista de lo mejor de la región, socialista incorruptible, amante del fútbol y, sobre todo, amigo PURO.

En la última reunión me decía que el escándalo del caso Beltrán no es de ahora, sucedió siempre y relató las sospechas con su hermano Jacobo… Ahí convenimos que sólo cuando sabemos y entendemos que tenemos un tiempo limitado, comenzamos a vivir al máximo, como si fuera el último día.

El sábado 24 Tomás se levantó temprano, salió a disfrutar y… nunca regresó a su casa de pie, sino en cenizas. (O)