“Femicidio” o Feminicidio

Marco Carrión Calderón

La palabra “Femicidio” no existe ni en el diccionario de la Real Academia, ni es utilizado en el resto del mundo para referirse al delito de matar a la cónyuge. Resulta ser un invento en nuestras leyes y en el uso común de abogados, periodistas y de la gente en general.

Lo correcto es “feminicidio”.

Se ha utilizado muchísimo esta palabra venida de quien sabe dónde, a propósito del tremendo crimen cometido por un infame esposo, muy probablemente.

Nuestro Presidente Lasso, en una más de sus curiosas formas de ejercer el mando, a las que no nos podemos acostumbrar, quiere descabezar al alto mando de la Policía Civil, como si todos tuvieran responsabilidad en el crimen, por fuera de sus facultades legales.

Absurdo, por decir lo menos. Designa un nuevo Ministro de Interior y le concede un plazo perentorio para capturar al prófugo y probable delincuente. Eso es como si a un banquero alguien le diera plazo para en una semana incrementar los depósitos de ahorros en 100 millones de dólares.

Seguro responderá que no depende de él sino de los depositantes. En el caso de la captura tampoco depende del Ministro sino de los investigadores y de si el presunto delincuente está o no en el país, de las pericias que se haga, etc.

Por lo que el plazo dado por el Presidente es una declaración sin mayor sentido.

Finalmente ha anunciado que demolerá el edificio en el cual se produjo el crimen. Eso es casi infantil. Es como inculpar a las calles por los asesinatos que suceden en ellas ¿Se nos quiere ver la cara de bobos a los ecuatorianos?

Lo que debe hacer es exigir a las autoridades policiales mayor seriedad y responsabilidad en el funcionamiento de esa Institución.

En casa nueva o vieja si las cosas siguen igual, permitiendo el ingreso irregular de esposas o novias, que una cadete entre al dormitorio de un teniente, que los cadetes duerman en donde no deben hacerlo, que vehículos entren y salgan a cualquier hora sin ningún control, etc., todo eso nada tiene que ver con la edad de una edificación.

Así pues, no hay que hacer mucho esfuerzo para entender que el feminicidio del que me ocupo obedece a una serie de errores de muchas personas, errores que deben servir para rectificar en el futuro. (O)