El Relato Humorístico

Jorge Dávila Vázquez // RINCÓN DE CULTURA

Como ustedes saben, todo discurso de humor se caracteriza por la ruptura. Esta puede ser de la línea lógica; del tono del lenguaje; del cambio súbito de los niveles de la realidad, pero siempre rompe con una forma de ver el mundo y la sustituye por otra, que generalmente es causa de sonrisas o risas; provoca reacciones al modificar el lenguaje formal por otro más ligero; empieza a ver el entorno de un modo inusual, poco conocido, aunque estuvo siempre allí.

Felipe Aguilar, en el prólogo de LA NOCHE MARAVILLOSA (Libresa, Colección Antares Nº 74) analiza el discurso narrativo, en los siguientes términos: primeramente, marca como el inicio de esta modalidad en el relato ecuatoriano el período de transición, que se da entre el realismo social y la nueva narrativa. Luego, dice: “Será necesaria la irrupción de los escritores de la generación de 1974… para que se descubra la funcionalidad del humor, para que se explote sus posibilidades con una conciencia, plena de que no solamente es lícito, sino que es aconsejable abordar los temas trascendentes de la existencia con el ropaje del humor o desde una perspectiva irónica”.

Entre los autores de mi generación es frecuente la irrupción humorística en su narrativa. Ahí están, para muestra, textos de Éguez, Pérez, Ubidia, Encalada, Cárdenas, etc., que, de modo, a veces ligero, a veces profundo, juegan con el humor, la ironía, la sátira, el deseo de provocar una sonrisa o algo más.

Aguilar derrocha su propio sentido humorístico al aproximar numerosos ejemplos de mis cuentos, en sus distintos períodos y producciones por ejemplo de textos que aparecen en “Los tiempos del olvido” o “El círculo vicioso”, mis libros primogénitos de relato, y luego en mi producción siguiente, en diferentes obritas, muchas de cuyas narraciones serán antologadas por él en el libro al mencionado

Es interesante una de las características del humor que hallamos en su texto: “se basa en las oposiciones y contrastes” y en la afirmación de que mi discurso humorístico tiende a “desmitificar” personajes consagrados “mediante el lenguaje coloquial y una sutil ironía”.

De estos y otros rasgos del discurso de humor traté en el Simposio organizado por la UTPL, en Loja, en esta semana, sobre la Literatura Infantil y Juvenil, gracias al empeño de Mateo Guayasamín. (O)