Una lamentable decisión

La Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) dio por terminada su intervención mediadora en el diálogo entre el Gobierno Nacional y la Conaie y sus organizaciones afines.

 El rol de esa institución religiosa, una de las más respetables y representativas del país, fue determinante para la terminación del paro violento impulsado por organizaciones indígenas y campesinas. 

Si esa intervención fue destacable, mucho más resultó su mediación durante los tres meses de diálogo. Aun en medio de amenazas, esto permitió firmar 218 acuerdos, plasmados en un acta final.

Su continuidad en la etapa de seguimiento de los acuerdos la esperaban quienes quieren vivir en paz, trabajar en paz, producir en paz; pensando en el país, en su futuro inmediato; en unidad aun en medio de las discrepancias; siendo propositivos, ejerciendo una sana oposición política, inclusive protestando pero sin caer en la violencia ni atentar con la libertad de los demás.

Se trata de la fase más crítica y sensible. No cabe duda. 

El Gobierno, dentro de los tiempos correspondientes y del marco legal y constitucional, deberá cumplir sus compromisos. Algunos son muy pero muy cuestionados por los demás sectores sociales y productivos. 

Sin embargo, la CEE decidió retirarse. Pero pidió a las partes sostener el diálogo y alejar “el fantasma de los paros y amenazas”.

Sigue pendiente la metodología para focalizar los subsidios a la gasolina y el diésel. En este 2022 le costarán al Estado 6 mil millones de dólares, una cifra escalofriante si se la compara con el presupuesto destinado a educación salud.