Hablar de la frontera

Ma. Isabel Cordero

Luego de un breve recorrido por la frontera norte del país, ahí donde las papas arden, donde no hay ley ni orden, donde la policia está pintada, donde los límites se desdibujan, quiero decir que no todo está perdido.

Hablar con jóvenes y adolescentes del Carchi implica reconstruir el perfil de la frontera desde la esperanza. Ni desconocen ni niegan su realidad, saben que sus proyectos de vida son limitados, pero le apuestan a una vida fronteriza en mejores condiciones. Sueñan con la Universidad, erradicar la violencia y con una provincia sin grupos armados.

Acá al sur, la vida es más amable, privilegiada. No sabemos lo que implica ser reclutado por grupos armados o que uno de sus miembros te secuestre. Tampoco lo que implica no contar con profesionales de salud y educación permanentes. No sabemos de bloqueos de productos o de olas migratorias.

Hablar de la frontera norte es deuda pendiente, para hacerlo debemos asumir nuestra parte, reconocer que somos parte de un país que requiere conectarse más. (O)