La educación transforma la vida de niños y adolescentes con discapacidad

La Unidad Educativa Agustín Cueva Tamariz atiende a las diversas discapacidades que se registran en Cuenca.

Cuando Kathy Vázquez entra al aula, ella está serena y concentrada. Sabe que se viene una jornada larga y agotadora.

Sin embargo, no le importa, porque está convencida de una frase que la ha acompañado desde que se convirtió en profesora de niños y adolescentes con algún tipo de discapacidad: la educación transforma.

Kathy es docente de formación y orientación laboral en la Unidad Educativa Agustín Cueva Tamariz, la única institución fiscal de Cuenca que está exclusivamente pensada para que niños y adolescentes con discapacidad puedan formarse.

“Es un trabajo que tiene su costo porque tenemos que trabajar de manera personalizada con los estudiantes. Cada niño con discapacidad aprende a su ritmo. Todos son distintos. Entonces hay que seguir distintas estrategias para formales”, dijo Kathy a diario El Mercurio.

Ser creativas para ganarse la atención de los niños y adolescentes, estar listas física y psicológicamente, pero, sobre todo, tener la paciencia para guiar a los estudiantes con discapacidad, son las características que se requieren entre las docentes.

Hay días que pueden volverse tediosos, hay días en que el cansancio se intensifica, pero la labor no se detiene en la Agustín Cueva Tamariz, que atiende a 227 niños que tienen discapacidad intelectual, autismo o síndrome de Down. 

Apoyo multidisciplinario

Kathy no está sola cuando piensa que el estudio cambia la vida de aquellos menores de edad.

Los padres que apuestan por la educación y el equipo de profesionales de distintas ramas que trabajan en la Agustín Cuenca Tamariz también acompañan en un proceso que aún tiene necesidades.

“Desde un principio los estudiantes tienen sus actividades como las escuelas regulares. Tienen sus deberes, sus derechos, sus obligaciones porque queremos que la sociedad los vea así, que ellos también pueden formar parte de las distintas actividades que realizamos”, dijo Geovanna González, psicóloga clínica de la institución.

Si bien la unidad educativa es consciente que cada estudiante tiene una realidad, ello no quiere decir que no se pueda potenciar otras áreas, agregó González.

Pero, para eso, asimismo, se requiere el trabajo de los padres, que deben sumarse al proceso de desarrollo de sus hijos, a pesar de que la labor, a veces, puede resultar titánica. Y no solo en la educación como tal, sino en términos generales.

Necesidades

Además de formar parte del proceso de desarrollo de sus hijos, algunos padres también están pendientes de los otros elementos que rodean a la educación, como la infraestructura de la Agustín Cueva Tamariz. 

“Nosotros tenemos que hacer mucha gestión para que nuestros hijos tengan una educación de calidad. Tenemos que gestionar para hacer cambios, como por ejemplo en la infraestructura de la escuela”, comentó Eugenio Guaraca, presidente del comité de padres de familia de la Agustín Cuenca Tamariz.

Eugenio es padre de un niño de 11 años, quien tiene síndrome de Down. Desde que asumió la representación de las familias de la institución educativa, los padres buscan mejorar los espacios en donde estudian los 227 niños y adolescentes con discapacidad.  

Esa necesidad llega porque la unidad educativa requiere nuevas zonas para atender a los niños y adolescentes con una educación de calidad. Sin eso, para Eugenio, no hay un correcto desarrollo.

Entre los requerimientos está la construcción de nuevas baterías sanitarias y la contratación de personal docente, ya que la población estudiantil, según la rectora encargada de la Agustín Cueva Tamariz, Mayra Román, ha aumentado.   

“Necesitamos una implementación de baterías sanitarias porque la población ha crecido. El número se va incrementando cada año porque los niños pueden estudiar. Es un derecho que los niños con discapacidad estudien”, dijo Román.

Además del derecho, para la rectora, los niños y adolescentes con discapacidad tienen las suficientes aptitudes para integrarse a una sociedad a través de la fuerza que tiene la educación. (I)