Si yo le dijera que amar a quien usted ama es un delito penal, y que por hacerlo irá a la cárcel por 8 años ¿qué haría?
Para muchos la pregunta resulta tonta, tal vez está pensando que cómo se me ocurre hacerla. Pues bien, déjeme decirle que en 71 países del mundo amar a una persona del mismo sexo es un delito, y en 5 países tiene pena de muerte. En Ecuador, la homosexualidad se despenalizó hace tan solo 25 años.
Reconocer la despenalización de una forma de amar es imperiosamente urgente. No solo por todo lo que significó para ‘lxs’ activistas LGBTI, sino por todas las luchas cotidianas que se dan a partir de este hecho.
El derecho al matrimonio, a la familia, a salud integral, a trabajo digno, a educación inclusiva, al uso del espacio público, es decir, a todo lo que nosotros como heterosexuales tenemos, sin nunca pensar qué pasaría si fuese lo contrario.
Así que, la próxima vez que vea o cometa un acto de discriminación, piense en la pregunta del inicio, póngase en los zapatos del otro, sea empático, deje la LGBTIfobia de lado; sea más humano, tenga el valor para reconocer que los derechos se ganan con temple, incluso, el derecho a amar.
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