Señal funesta

Juan F. Castanier Muñoz

Pues sí, amables lectores, con la medida cautelar concedida a Jorge Glas, por parte de un obscuro y transfugoso juez de Santo Domingo de los Colorados, y según la cual, el convicto exvicepresidente del correato continuará “pagando” su condena … en libertad, lo que se está haciendo es dar una pésima, una funesta señal, a la ciudadanía en general, pero, sobre todo, a la gente joven del país. La libertad de Glas, planeada al amparo de la inmoralidad y la ilegalidad, bajo los cánones de las acciones más execrables y denigrantes, le entrega al país, sin lugar a ninguna duda, la nefasta lectura de la impunidad, vista de cuerpo entero.

Se dice, y no sin razón, que la impunidad, la falta de sanción ante la comisión de un delito, es la “más efectiva” motivación para la corrupción. ¡Y claro! que no va a ser la impunidad, fuente de nuevos adeptos a la corrupción, si en los últimos años hemos visto, como nunca, florecientes fortunas cocinadas de la noche a la mañana y cuyos dueños jamás tuvieron un juicio en su contra.

Se sabe que el equipo de abogados que defiende a Glas, dado su “innegable” éxito en el caso que nos ocupa, habría sido palabreado por los asesores de la vicepresidenta de Argentina y del presidente del Perú, ambos envueltos en lío y medio legal, para que se hagan cargo de la defensa de los mandatarios mencionados. Se conoce también que ya habría algún pre-acuerdo sobre los términos económicos de los honorarios profesionales, a la final, plata es lo que más hay. Pero hay un condicionante interpuesto por los jurisconsultos que, hasta ahora, impide la concretación de un acuerdo: ellos han solicitado, como condición sine qua non, que al juez de Santo Domingo de los Colorados, don Emerson Curipallo, autor “confeso” de la libertad de Glas, se le consiga una pega de magistrado en el Perú y luego en la Argentina, según el cronograma de trabajo, y se le consiga, paralelamente, una comisión de servicio para cuando regrese de esas lejanas jurisdicciones. Una vez cumplida esta, digamos, pequeña formalidad, el grupo de ágiles y diligentes abogados se encontraría listo para “hacerse cargo” del caso. (O)