Prediales y política

En casi todas las ciudades del Ecuador –Cuenca en particular- los contribuyentes del predio urbano y rústico “madrugan” a pagar este tributo para beneficiarse de los descuentos previstos en la ley.

En nuestra ciudad, la “cultura tributaria”, salvo excepciones, es una costumbre hasta cierto punto cívica. Además, porque “En este mundo no se puede estar seguro de nada, salvo de la muerte y de los impuestos”.

Los impuestos deben ser invertidos correctamente en obras de beneficio general, en la dotación de servicios básicos, en fin, en todo cuanto implique mejorar la calidad de vida. Esto lo exigen los contribuyentes al ser entrevistados.

En varias ciudades también se paga la tasa de Seguridad Ciudadana, a fin de contribuir para esta anhelada aspiración, por ahora menoscabada y politizada.

Con los prediales también se paga la Contribución Especial de Mejoras. Son obras aprobadas por el Concejo Cantonal al ser de interés colectivo.

Son, como las demás, construidas con recursos provenientes de impuestos, de los aportes del Gobierno central, y de créditos otorgados sea por la banca estatal o por bancos internacionales.

Por ello, lo correcto, lo transparente, es decir, en nuestro caso: Cuenca, o los cuencanos construyen, sean puentes, distribuidores de tráfico, parques, pavimentación de grandes avenidas, entre otras infraestructuras.

Hablando en plural, las obras no las hacen un alcalde en particular, si bien las planifica, gestiona los recursos y firma los contratos. Igual sucede cuando se pavimentan las calles cuyo deudor es el vecindario.

Y por eso, colocar letreros con sus nombres junto a las obras luce antiético.

La campaña política calza bien para hacerles notar a los candidatos a alcaldes aquellas realidades, inadvertidas por los electores; y por ellos, ensombrecidas por su demagogia y el desconocimiento.

Más bien, exigirles cómo administrarán las ciudades cuyas necesidades rebasan los exiguos presupuestos, y estos no alcanzan para cumplir sus baratillos de ofertas.