María Rosa Crespo dejó su semilla

Karina Elizabeth López Pino

Años atrás en el ciclo comunes de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Cuenca conocí a una mujer especial. Ella era María Rosa Crespo, la catedrática que nos hablaba de la lengua y su importancia; estaba enamorada de su profesión, le apasionaba hablar de obras clásicas y con su manera de ser, hacía ver a las letras como un campo interesante para aprender. Se daba el tiempo para encontrar aquellos talentos y potenciales en los novatos alumnos. 

Fue una mujer libre, espontánea, segura y feliz. Todo cuanto hacía no era para complacer a nadie, sino para disfrutar a plenitud. Sus clases fueron realmente interesantes, aprendí a descubrir un talento para la prosa y la poesía.

Cuando hablaba de los encuentros de Literatura le brillaban los ojos y a través de ella, las palabras cobraban vida y mayor fuerza. La necia fui yo. Ella no se equivocó, precisaba que debía seguir la carrera de Lengua y Literatura, pero a mí me ganó más la pasión por comunicar.

Para segundo ciclo nuestros caminos se separaron. En media carrera de Comunicación Social supe que María Rosa estaba direccionando la facultad de Filosofía y Letras de la Educación, en calidad de sub decana; empezando así otra gran aventura en la que pude conocerla como ser humano.  Conformó el protocolo de la Facultad y con su derroche creativo hizo de diciembre un mes especial para disfrutar de variados eventos culturales y académicos. Su tenacidad era impresionante, pese al maltrato del Decano, un español con poca educación y sutileza.

Los años han pasado y en el caminar de la vida descubrí que lo observado por Crespo está floreciendo. Mi segunda novela “Tristemente Rotos” debía tener su prólogo, pero ese temor de que una grande de las letras lea una novela de una aprendiz de la Literatura no me permitió atreverme a presentar mi propuesta. Ya es tarde, no podré recibir su retroalimentación porque en el 2022 el gran Arquitecto de la Vida le llevó a mejor morada, pero me queda el recuerdo de la maestra, gestora cultural y escritora con gran potencial para enseñar. (O)