Dos siglos de poesía cuencana

María Eugenia Moscoso C.

Un extenso estudio sobre la poesía cuencana de los dos últimos siglos, intitulado “Cuenca: dos siglos de poesía”, de la autoría del crítico Marco Tello, acabo de recibirlo, trabajo que destaca a los poetas cuencanos más representativos en cada generación, en cada corriente y adicionalmente, también a poetas menores.

Arranca con Fray Vicente Solano (1791-1865), franciscano, orador sagrado y vibrante polemista de elevada profundidad e ironía, fundador de la Escoba en el género periodístico y cultivador de la fábula, desde su inclinación didáctica. Del período romántico, se destaca la figura de Luis Cordero Crespo (1833-1912) poeta y político, que asume la Presidencia del Ecuador, incorporado a la denominación de Gramsci como “intelectual orgánico”. Destaca como quichuista y con sus poesías jocosas y serias. A Remigio Crespo Toral (1860-1939) se le conoce con su poesía mariana y con la temática sustentada en su terruño. Sus viajes por América y Europa, lo ponen en contacto con los grandes de la literatura universal de la época. La “Leyenda de Hernán”, su obra más significativa. El Modernismo exhibe como figura dominante a Alfonso Moreno Mora (1890-1940) destacado cultivador del soneto y del uso del verso alejandrino. El escenario campesino y los atardeceres eglógicos serán sus temas preferentes. En el postmodernismo, la figura de César Andrade y Cordero es relevante, sin embargo, la producción lírica de Remigio Romero y Cordero fue altamente reconocida. César Dávila Andrade constituye figura central en esta generación, destacada por su lenguaje poético, su adjetivación y por su temática. Con “Boletín y elegía des mitas” registra el sufrimiento de una raza, la indígena. Efraín Jara Idrovo preside el grupo ELAN que, con Jacinto Cordero E. y Eugenio Moreno H. dejarían importante legado lírico. Jara, desde su sostenida estancia en Galápagos traza gran parte de su poesía y es un escritor que busca el permanente moldeo de la lengua para lograr su elevación poética, sustentada en sus lecturas favoritas de los grandes de la literatura universal.

Muchos poetas y gran cantidad de obras imposibles de registrar, hacen que este libro de Marco Tello se constituya en un libro de consulta permanente, en el amplio escenario de la poesía cuencana. (O)