Arutam y la Inquisición

Andrés Ugalde Vásquez

Imagen inquietante: gente de rodillas, en plena calle, en piadosa oración y penitencia, pidiendo perdón ajeno con pecado prestado. Junto a ellos unos carteles con leyendas como “la blasfemia no es libertad de expresión”. Y no, no se trata de una escena del medioevo en uno de los tribunales de la Santa Inquisición. Se trata de una turbadora realidad a las mismísimas puertas de la Casa de la Cultura y a razón de una exposición de arte llamada “Arutam Temple”, del artista Eduardo Moscoso. Sí, ahora mismo, en nuestra Cuenca.

Y se bien que la religión es un tema espinoso y por eso no pienso tomar partido a favor o en contra de ningún culto o secta, no al menos, desde que perdí la que tenía. El asunto es que este no es un tema religioso: es arte, es por definición, la manifestación más libre del ser humano. Y además, para ser franco, la blasfemia también es libertad de expresión (si aún cabe este término el pleno siglo XXI), porque es disruptiva, desafiante, irreverente y por lo tanto saludable para esta sociedad mojigata donde nos escandalizamos por la imagen de un Cristo rompiendo la cruz (alguna razón habrá tenido), y no se nos mueve un pelo ante los tremendos abusos de poder de la religión, los invasivos métodos de la “evangelización”, los mecanismos para exprimir los bolsillos de los fieles, las intromisiones en la política y la amnesia selectiva ante los casos de pederastia y abuso a menores, mientras el Papa indica, en un derroche de intolerancia, que ser homosexual es pecado.  

Así que, si los amigos de la tradición o los guardianes, caballeros o testigos de lo que sea (de entre los más de 1.600 grupos religiosos inscritos en el Ministerio de Cultos), quieren defender sus ideas, bien pueda. Claro, mientras no se dediquen a acosar a los demás, a los que pensamos diferente y a violar, de todas las formas habidas y por haber, los principios de tolerancia y laicismo garantizados en nuestra Constitución y en todas las constituciones de las naciones civilizadas.

¡Adelante Eduardo! ¡Adelante Martín! ¡Bravo por Arutam! Tienen mi respaldo…