Gobierno colombiano ya tiene una «arquitectura del cese al fuego» con el ELN
El Gobierno colombiano y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) salieron de la segunda ronda de negociaciones la semana pasada en México con «una arquitectura de lo que sería un cese al fuego», que esperan concretar pronto, según explicó a EFE el Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda.
Pese a que el presidente colombiano, Gustavo Petro, pidió explícitamente a los negociadores que una de las conclusiones de la ronda fuera ese cese al fuego, finalmente no se pudo lograr.
Sin embargo, Rueda asegura que esa arquitectura que ya existe puede conducir a un «cese bilateral de carácter nacional con posibilidad de prolongación», que como pronto se fijará en la próxima ronda de negociaciones que tendrá lugar después de Semana Santa en Cuba.
«¿Qué había antes? Un cese bilateral sin que se hablara de la posibilidad de la prolongación», explica Rueda, que recuerda que el último cese al fuego con el ELN fue de 101 días «y nunca se volvió a lograr».
«Pero ya se ha asumido como responsabilidad el que se pueda iniciar ya un cese nacional bilateral, verificable, con prolongación», insiste, y cuando se le pregunta si es el ELN el que está frenando ese cese al fuego responde: «es posible».
TIEMPO CORTO PARA NEGOCIAR
A Rueda, quien es la persona de confianza de Petro para desarrollar su política de «paz total» con todos los grupos que operan en Colombia, le inquieta que el ELN fije sus propios ritmos, más lentos que el Gobierno, que solo tiene cuatro años para conseguir una paz que los dos últimos gobiernos no lograron.
«Pero yo creo que ellos van a descubrir y van a percibir que el tiempo es corto y que ese tiempo corto lo está demandando la sociedad: demostrar resultados tangibles», considera.
Para ello «hay avances y creo que los próximos ciclos van a mostrar asuntos sustanciales que van a desenredar esa percepción y esa visión que tiene el país», confía.
En Ciudad de México uno de los avances fue el reconocimiento por parte del Gobierno colombiano del estatus político al ELN como «organización armada rebelde», pero también se trabajó en uno de los puntos más importantes para las dos partes: la participación ciudadana.
ALIVIOS HUMANITARIOS
Sin embargo, aunque en esta mesa se valoró el alcance que tuvieron los llamados «alivios humanitarios» en dos zonas del Pacífico colombiano -San Juan y Calima- que se negociaron en la ronda de Caracas, no se consiguió ampliar a ninguna zona más.
El alto comisionado quiso subrayar la importancia de estas medidas en zonas que llevan «dos años de una situación de desplazamiento forzado, de una situación de confinamiento de comunidades indígenas y negras, en una confrontación entre las AGC (Autodefensas Gaitanistas de Colombia, el principal grupo criminal) y el ELN».
«¿Qué se hace a través del alivio humanitario? Primero responder a algo que es histórico y que no había sido atendido por ningún Gobierno (…) Por primera vez -estamos hablando de 23 años-, el Gobierno hace presencia en el territorio para construir dinámicas de retorno digno y de cambio de la vida en dignidad y con un nuevo modelo de seguridad», afirma Rueda.
Se trata de «población que no tiene agua potable, población sin educación, población donde la tierra no está desarrollada en todo su potencial con población que no puede moverse libremente en los ríos» y que a finales de año el Gobierno -junto a una delegación del ELN- visitó por primera vez en más de dos décadas.
El alto comisionado se refirió además a hechos de violencia como dos ataques a militares en el departamento de Arauca por parte del ELN, lamentándolos y condenándolos.
«Todo asesinato, toda muerte violenta como la que ocurrió de un militar, además de que la reprochamos porque es un colombiano y una colombiana, es un revés y es un dolor nuevo que hace que la paz tenga poca credibilidad, pero seguimos a pesar de esos dolores, de rechazar esos hechos, insistiendo en que el camino es la paz», aseguró Rueda. EFE