COLUMNISTA

Nuestras vías

En días pasados unos amigos extranjeros que planificaban su estadía en nuestro país requirieron de cierta asesoría en relación al tipo de turismo que se podía hacer en nuestro medio y, dentro de sus inquietudes estaba el esquema de movilización y transporte por el cual podían optar para recorrer la mayor parte del país de una manera cómoda, segura y confiable. Conforme iba avanzando la conversación, sintieron deseos de conocer a nuestra bella Cuenca, y, como era de esperarse, desde nuestro lado se gestó ese temor y la vergüenza interna al tener que explicar que, si llegaban en la ciudad de Quito, debían tomar un transporte terrestre en el cual podían observar un esquema vial decente en algo menos de la mitad de la travesía y que, luego de ello, debían fijarse en los hermosos paisajes que decoran nuestra serranía para no centrar la atención en tan deplorables carreteras.

 Acto seguido se pensó en la alternativa de que llegasen a la ciudad de Guayaquil pues la travesía en tiempos es menor, pero que de por medio existe fuertes atentados a la seguridad e integridad física de los visitantes al tener que enfrentar escenarios viales deplorables que entre otras condicionantes incluye desvíos improvisados peligrosos.

Y fue justamente en medio de esta conversación que se cruzó por nuestro pensamiento si es que nuestras tan altas autoridades vendrán a nuestra ciudad a formar parte de la primera Asamblea de alcaldes y prefectos electos y si es que así lo hicieron, ¿optaron por un esquema de movilización terrestre?  (O)

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