Secuestros extorsivos

Jorge Durán Figueroa

En Azuay los secuestros extorsivos aumentan. Los delincuentes secuestran a sus víctimas para exigirles dinero y luego dejarlos en libertad.

Según registros de la Fiscalía provincial, entre enero y febrero de 2023 se denunciaron seis secuestros. En 2021 fueron siete los casos; diez en 2022.

 A juzgar por esas cifras, el incremento es evidente y, por consiguiente,  la preocupación ciudadana se justifica, tanto más si también es víctima de los “vacunadores”, de robos perpetrados por bandas delictivas, operativas de noche y de día, incluso ingresando a los garajes de los domicilios para desmantelar vehículos.

 Los secuestradores tienen ahora como objetivo, no tanto a personas con alto poder económico, sino de clase media y baja, entre ellos jóvenes profesionales, emprendedores, taxistas, profesores, transportistas, pequeños comerciantes, agricultores y familiares de los migrantes.

 La cantidad de dinero exigida va desde los mil y dos mil dólares en adelante.

 El secuestro es uno de los delitos más execrables. Sufre tanto la víctima, por lo general amenaza de muerte, como su familia cuyo pánico desborda a veces el trabajo de la Policía y hasta termina pagando el rescate exigido. 

El Mercurio recoge testimonios de abogados de algunas de las víctimas. La familia de una de ellas se rindió a las exigencias de los secuestradores. Decidió cerrar su negocio e irse a los Estados Unidos, como lo hacen otras personas desconcertadas ante el avance delictivo.

 Quienes ponen en venta sus vehículos también son presas de esos delincuentes. Se hacen pasar por compradores y los terminan secuestrando.

 La Policía recomienda el uso discrecional de las redes sociales, evitando colocar información personal, preferencias, lugares frecuentados, a veces hasta los bienes, las fiestas y hasta donde se irá un fin de semana.

 Son tiempos dramáticos los del país como consecuencia de la delincuencia y del crimen organizado. (O)