…Lo dicen ellos

Caroline Avila Nieto Twitter @avilanieto

La premisa de la credibilidad es la primera lección en relaciones públicas y se aplica también en comunicación gubernamental.  Una forma de establecerla es que la información viene desde una tercera vía.  “No lo digo yo, lo dicen ellos”. ¿Quiénes son ellos? Instancias externas, por lo general independientes, con un reconocimiento técnico y con el prestigio o la reputación suficiente para acreditar veracidad.  Los medios de comunicación, los académicos, las agencias multilaterales, son algunos ejemplos de estos organismos que por años se han identificado como espacios de tercera vía, sin embargo, estas voces hoy están en disputa.

En el contexto de una sociedad con acceso a información, que no es lo mismo que sociedad informada, la posibilidad de acceder a fuentes no tan calificadas ha crecido de manera exponencial, lo que deja como consecuencia que el ciudadano ponga en duda la información promulgada por el vocero de turno, el entrevistado en el noticiario o la publicidad que llega a sus manos.  Las sospechas crecen cuando la institucionalidad es todavía frágil, cuando es más fácil pensar que lo público es corrupto, que lo privado es mezquino y que el desamparo es generalizado.  ¿Le suena familiar?

En un contexto de desconfianza generalizada, apelar a terceras voces no siempre garantiza credibilidad.  Algunas veces son genuinas participaciones con la intención de orientar o educar en el análisis y la reflexión, pero una buena mayoría de ocasiones son campañas ocultas, articuladas desde el poder, para establecer temas de agenda con intereses específicos.  De ahí que el “no lo digo yo, lo dicen ellos” requiere una audiencia crítica que pueda identificar los intereses de los grupos de poder para no caer de manera fácil al engaño de una credibilidad autofabricada. (O)