Conflictos entre burgomaestres

Hugo Lucero Luzuriaga hlucerol@hotmail.com

La culta Cuenca vive un escenario de confrontaciones que están por desbordar al plano personal, y que se ha convertido, en un inicio, en la comidilla de todos los días, para actualmente llegar hasta el hartazgo por deslucido, incómodo y hasta grosero para la ciudadanía que se merece todo el respeto. La pugna se da entre el alcalde saliente con el entrante, mismos que se merecen toda consideración, empero, con estas actitudes que se dan a conocer a nivel nacional, dejan en mal predicamento a la “Atenas del Ecuador”.

Comprendemos que tendrán razones para defender sus posiciones, empero no se justifica que se sobredimensionen y se den a conocer con “parlantes” cuando al final del día tenemos un alcalde que va a iniciar sus funciones, a quien auguramos el mayor de los éxitos que redundará en beneficio de la ciudad. No está bien que se pregonen dimes y diretes como: “Alcalde saliente, tenga algo de amor por Cuenca. Combata la corrupción de este proceso (radares) y sintonícese con la realidad económica de la gente” (Alcalde entrante). “Que desde el 15 de mayo el señor Cristian Zamora haga lo que tenga que hacer”. (Alcalde saliente)

Los conflictos institucionales deben ser resueltos como tales, puntualizando que se acabó la campaña electoral, por ende, los triunfadores tienen que empoderarse de sus propuestas y obligaciones, y los salientes a meditar sobre sus pasadas acciones y como cualquier ciudadano a emitir críticas constructivas. Es el momento para acabar con los desencuentros, tiempo de mostrarse como “políticos” en el buen sentido de la palabra, espacio para que el alcalde electo comience a laborar con cuadros idóneos para los cargos, evitando engordar a la tan criticada burocracia y tratar de acabar con el tortuguismo en la atención a los usuarios.

Recordarle al recién electo, que la ciudad se ha caracterizado a través de su historia por tener eminentes alcaldes, y al saliente, que comulgue con su conciencia en función de autoevaluarse y conocer si su labor estuvo a la altura de muchos burgomaestres que le antecedieron y que dieron lustre a la: “Cuenca de los mil títulos”. (O)