Mujeres

Aníbal Fernando Bonilla

Estas líneas no son las primeras, ni tampoco serán las últimas que se refieran o discurran sobre la mujer. Y, por supuesto, las que tracen el merecido elogio. En marzo o en cualquier otro mes del año (o mejor en el transcurso de todo el año), cabe la pertinencia del enunciado en donde aflore el esplendor de su impronta sustancial en la comunidad.

Ella ha estado -y sigue estando- junto con el hombre, a lo largo del tiempo, tras el misterio de la vida, desentrañando vericuetos y temores, dudas y esperanzas. Ella, ya sea como lideresa, profesional, trabajadora, madre, hija, esposa, amiga, ha exigido el respeto, la igualdad de género y el reconocimiento de sus derechos conculcados entre la ignominia y el abuso patriarcal.

Nada la amilana. Aunque decaiga, su lucha es una lucha compartida (o al menos apreciada) por todos, pero fundamentalmente, por todas. Cualquiera que fuese las circunstancias, su sacrificio y aplomo se ven plasmados en determinadas realizaciones, con mérito propio. Nada de concesiones gratuitas. Sus logros personales y reivindicaciones colectivas han sido el resultado de un dilatado proceso de resistencia y denuncia, tal como lo registra la historia (desde las épocas rupestres, de la hoguera y de la guillotina). Ya en el pasado, ellas fueron calificadas de hechiceras, de herejes, de blasfemas. Ya en su momento fueron perseguidas, encarceladas y asesinadas. Ya en otrora fueron denigradas con la retórica y la actitud patriarcal que infundió subalternidad en las relaciones sociales. Muchas mujeres anónimas soñaron con un mundo mejor. Otras, hicieron lo mismo, con firma singular: Louise Michel, Rosa Luxemburgo, Alexandra Kollontai, Nellie Bly, Suzanne Valadon, Emma Goldman, Olympia de Gouges, Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán, Victoria Kent, Mata Hari, Josephine Baker. Y las de sangre latinoamericana: Juana Azurduy, nuestras Manuelas, Alicia Moreau, Juana Manso, Myrna Mack, Eva Duarte, Frida Kahlo, Isadora Duncan, Delmira Agustini, Alfonsina Storni, Rigoberta Menchú, Domitila Chungara, Patricia Ariza, Macarena Gelman.

Mujeres locas y rojas, creadoras y pragmáticas. Predispuestas a la conquista y al asalto del mundo, pese a la inequidad y ensañamiento sistemático del poder masculino. De esto y otros tópicos escribe Eduardo Galeano en Mujeres (2015); recopilación de textos que hablan bellamente del pensamiento, de la piel, del cuerpo y del alma femenina. (O)