Byung Chul Han, el ego y la política

Iván Granda Molina

Recomiendo leer al filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han, es relevante para la situación actual de muchas sociedades que están experimentando desesperanza, pobreza, inseguridad en contraste con el ego desmedido e insulso de  políticos y gobernantes que se dedican a auto homenajes, monumentos, cuadros con su rostro y ceremonias castrenses sin valor para los ciudadanos y sin impacto alguno en la realidad, pues no  abordan los problemas de la población.

En este contexto, la ciudad de Cuenca se ha convertido en un ejemplo de cómo las comunidades pueden luchar contra sus problemas. Mientras la nueva autoridad municipal, las  autoridades universitarias, los estudiantes, los gremios y la clase política de distintas tendencias  demandan acción y menos demagogia, la ciudadanía se organiza para protegerse y mejorar su situación: así lo demostró una gran convocatoria pacífica, a la que no detuvo ni el aguacero de ese día.

Nuevamente es conveniente regresar a Chul Han, quien sostiene que el ego ha sido liberado de su control en la era digital, la era de la híper conexión es también la de la exhibición y el narcisismo;  la cultura de rendimiento y auto-optimización que responsabiliza a cada individuo de su propio éxito o fracaso. Todo esto ha llevado a una erosión del concepto de respeto en la política y una falta de liderazgo efectivo. En lugar de buscar el bien común, algunos  políticos y los que se hacen llamar no políticos,  se centran en su imagen y satisfacción personal.

Es necesario un retorno al concepto de respeto y valor  de la política, cuyo enfoque  debe ser el bienestar común, pues la política es la herramienta más útil para la transformación de la realidad. Esto solo será posible si se controla el ego y se reconoce que el bienestar de la sociedad es más importante que el éxito individual. En lugar de homenajes y monumentos, los políticos deben centrarse en abordar las situaciones de pobreza, inseguridad, falta de empleo, aislamiento vial. Solo así se podrá superar la desesperanza y avanzar hacia un futuro mejor.

Cuenca y los cuencanos son ejemplo de cómo la solidaridad y la determinación son claves para que una comunidad enfrente sus problemas. En lugar de esperar a que los políticos resuelvan sus ansias de contemplación, los ciudadanos están tomando medidas para protegerse a sí mismos y a sus comunidades.

Cuenca es apacible, el río Tomebamba tiene  brisa fresca pero sabe crecer y llevarse puentes ante la injusticia y la desesperanza. (O)