Suiza evacúa un pueblo de los Alpes en peligro de quedar sepultado por las rocas

La localidad suiza de Brienz, en el cantón suroriental de Grisones y de 120 habitantes, ha quedado hoy completamente vacía de vecinos tras una evacuación de emergencia ordenada por las autoridades a principios de esta semana, ante el peligro de que quede sepultada por un deslizamiento de rocas.

Situada al pie de una ladera desnuda de vegetación, por la que las rocas han comenzado a descender en los últimos días, la localidad podría verse afectada por un deslizamiento en el plazo de entre cuatro y 14 días, según los geólogos, lo que ha forzado su evacuación.

La oficina federal de aviación civil ha ordenado además una zona de exclusión aérea de 3.500 metros de altura y 3,5 kilómetros de radio en torno a la zona, donde se teme que el deslizamiento ponga en movimiento dos millones de metros cuadrados de rocas.

Personas y animales domésticos tienen prohibido el acceso a Brienz desde las 18:00 hora local de hoy (16:00 GMT), y fuerzas de protección civil llevarán a cabo inspecciones para asegurarse de que la evacuación es completa, informó la televisión nacional RTS.

Las zonas que podrían quedar más afectadas son el norte y el oeste del pueblo.

La posible desaparición de Brienz bajo las rocas -aunque algunos expertos creen que podría no producirse finalmente- ha despertado esta semana la atención de los medios suizos, que han transmitido en sus entrevistas las inquietudes de los residentes de la localidad.

«No sabemos si nuestro Brienz existirá dentro de dos semanas», declaraba con emoción Anna Bergamin, una de las vecinas de la localidad, a la agencia suiza ATS.

No es la primera vez que un deslizamiento de tierra y rocas amenaza a un pueblo en los Alpes suizos: en 2017, un desastre de este tipo obligó a evacuar a 200 vecinos del pueblo de Bondo, también en Grisones.

En aquella ocasión se precipitaron ladera abajo tres millones de metros cúbicos de roca, causando pérdidas económicas a la localidad de más de 40 millones de euros y atrapando a ocho montañeros que nunca fueron enterrados.

La peor catástrofe de este tipo se remonta a 1806, cuando un deslizamiento de 40 millones de metros cúbicos de escombros enterró a 457 personas y cientos de cabezas de ganado en el cantón central de Schwyz.

Los geólogos consideran que entre un 6 y un 8 por ciento del territorio suizo es inestable, aunque las áreas de riesgo son frecuentemente controladas y las evacuaciones pueden organizarse a tiempo. EFE