Necesaria y conspicua libertad

Edgar Pesántez Torres

Todo tiempo es oportuno para defender la libertad, las libertades. De ahí que esta época no es más ni menos pertinente, simplemente ofrece recapitular alguna de ellas. Por ejemplo, aquella que la Asamblea de las Naciones Unidades, en 1993, instó a la Unesco para que el 3 de mayo se proclame Día Mundial de la Libertad de Prensa. Más significativo hubiese sido que esta fecha se extienda a la Libertad de Comunicación, libertad que no se puede alcanzar de una vez para siempre y que, una vez conseguida, sólo precise ser defendida. ¡No, amigos!; por contra, ésta necesita ser perennemente ampliada, profundizada, discutida. La única manera de defenderla consistirá en someterla a una continua crítica y potenciarla su creatividad.

La libertad por comunicarnos es la que más hemos luchado a través de la historia, por ser un valor que toda persona ha reclamado como uno de sus mayores derechos, después de la vida.  La libertad última, la que reside en nuestro propio espíritu y lo configura, no puede sernos arrebatado por ninguno, ni siquiera por los dioses. Esta libertad es consustancial al hombre, por eso es forzoso ser libre. Esta libertad interior no es la última sino la primera, pues, previa a cualquier otra, no debe estar encarcelada o recluida.

A esta primera libertad se ciñen las otras, como la de expresión, que debe ser respetada y respetuosa, asimiladora de los antagonismos. La libertad de pensamiento y expresión, y en general la de comunicación, es lo contrario a la imposición, y quienes procuran imponerlas como los autócratas, déspotas y opresores, no son más que pequeños hombres ante la vida que no miran más lejos de sus narices este glorioso campo de libertad.

Habiendo dado una mirada a la libertad de comunicación que abarca al de la expresión, cabe ahora recordar al escritor, jurista y político brasileño Rui Barbosa: “De todas las libertades, la de prensa es la más necesaria y la más conspicua; sobresale y reina entre las más. Le cabe por su naturaleza, el inestimable honor de representar a totas las otras libertades”

El brasileño fue periodista también, pero no comunicador, porque de lo contrario hubiese asentido que más allá de la libertad de prensa está la libertad de comunicación, madre de todas las demás. Una comunicación que sea respetada y respetuosa, a fin de que nos sostenga y proteja contra el horror vacui. (O)