Política y sociedad

Sebastián Endara

Hay aspectos de fondo en la política, que tienen que ver con el funcionamiento profundo de la vida cotidiana de la sociedad, esto es la economía. El saludable funcionamiento económico de la comunidad brinda un contexto propicio para que se produzca un desarrollo armónico de las relaciones sociales en general, la valoración de la dignidad de las personas de manera individual, que exista una sensación de pertenencia al lugar habitado, de identidad e identificación con el conjunto, y una perspectiva de futuro, y, por tanto, un proceso de construcción de un proyecto de desarrollo colectivo de largo aliento.

En un mundo ideal, existen diversas formas de hacer eso, y en la estructura institucional, la que decide la estrategia es aquella que ha logrado acceder a espacios de poder. Eso no significa que formas diferentes de mirar la cuestión, queden al margen, con lo cual se produce oposición, crítica, y acuerdos que dan vida a las relaciones políticas.

Pero si se deja de lado el objetivo mayor de la política que es el bienestar social, y el poder y la búsqueda del poder se convierte en el único objetivo, tenemos una degeneración. La oposición que no persigue mejores formas de aportar al bien común sino la búsqueda del poder como único interés, y la oficialidad que no persigue el bien común sino el mantenerse en el poder como su único real interés. Las acciones políticas se desvirtúan y se vuelven sospechosas: se usa lo jurídico, lo comunicacional, y cualquier medio que permita mantener o tomar el poder, mientras que el beneficio social se pierde de vista.

Eso es lo que pasa en el país. Que las funciones legislativa, judicial y ejecutiva, y la función pública en general tengan tan poco margen de confianza y aceptación popular se explica por eso, y lamentablemente la renovación de autoridades no va a cambiar estas distorsiones si en el fondo no se cambia la cultura política que debe tener como fundamento, en cualquier caso, el servicio a la comunidad. (O)