
A simple observación de la historia, coincidiremos que el sistema organizacional de la especie humana ha evolucionado desde el régimen comunitario primitivo hasta el socialismo en sentido antropológico, pasando por las etapas esclavista, feudal y capitalista, y que para muchos utópicos deberá llegar al comunismo. Todos estos períodos fueron superados, con el propósito de eliminar las iniquidades que cada uno de ellos imponía.
Ante esta evolución económico-social, es de inferir que todas las etapas debieron ser suplantadas sobre la base de una democracia civilizada; pero tal cosa no ha sucedido, al menos en lo referente al feudalismo en las organizaciones políticas, sindicales, gremiales, académicas, deportivas, etc. Ciertamente el vasallaje que se dio en la Edad Media, por el cual los soberanos y grandes señores concedían tierras, rentas o alguna otra canonjía a cambio de obligarles a los beneficiarios a guardar fidelidad al donante y defender a capa y espada al señor que lo convocaba, se mantiene vivito y coleando.
El feudo en ‘lato sensu’ pervive en este país inclusive reagudizado en ciertas entidades del sector público, hasta el punto de ver a señores feudales y vasallos no solo en el agro como se dio inicio en el Medioevo, sino extendido a la economía financiera, política, universidades públicas y privadas, sistema familiar, sindicatos, cuerpos agremiados, entidades de salud pública y privadas, IESS, en fin, en toda institución en donde el objetivo es amasar dinero y vivir del tonto útil o estulto.
Estos codiciosos insaciables han caído en el envanecimiento y son gente antidemocrática que impiden dar oportunidades al otro, son individuos mezquinos que quieren seguir explotando a los siervos de la gleba, reeditando la primera forma histórica del Estado: la monarquía absolutista. Esta aberración, como queda expuesto, pervive en muchas organizaciones, entre ellas en el sistema educativo, y quién creyera con más fuerza el superior. Es conocido, pero no delatado, que en ciertas universidades se ha mantenido el sistema feudal, cometiendo irregularidades hasta descender al cinismo.
Ahora mismo se denuncia que en algunas universidades del país, particularmente de la Costa, existen profesores extranjeros que, con el aval de los señores feudales presentes y ausentes, siguen en sus cargos más como adoctrinadores del Foro de Sao Paulo que como profesores. Estos fueron traídos en tiempos de una época de infausta recordación, desde Cuba, Venezuela y España, donde también pulularon los prometeos. Igual sucede en los hospitales y otros servicios de salud.
¡Es tiempo de erradicar los feudos! (O)