Sin pausa
Las revueltas en cárceles, sentencias para liberar a involucrados en sobornos, negociados en hospitales, narco delincuencia y homicidios. Institucionalidad publica sin rumbo, descrita por el embajador de Norteamérica, sin ambages, un gobierno en organización, con develación sistemática de Fiscalía sobre prácticas corruptas ha remecido a la sociedad. Mientras hay ciudades tomadas por la delincuencia en las Provincias de Esmeraldas, Los Ríos, Manabí, Santa Elena, Guayas y el Oro. En donde no hay como transitar libremente ni tampoco ejercer una actividad económica digna y segura, que penosamente sino se actúa de manera inmediata y planificada en una respuesta contundente de parte de las autoridades nacionales y locales en unidad. Se nos pierde el país.
Que hacer ante los intentos fallidos de parar esta lacra social en auge, los gobiernos han recurrido a las emergencias nacionales para que actúen las fuerzas armadas, que según algunos pronunciamientos políticos, ya deberían hacer algo más en tiempos requeridos de manera inmediata, más en la vida diaria no vemos su reacción efectiva, que angustia a la población al encontrarnos amenazados desde una feroz arremetida de todo tipo de malhechores, que con armas se movilizan en motos o vehículos, que tampoco son controlados, amenazando a la población civil. Acaso sin necesidad de mayor tramite no es a las fuerzas armadas que les toca vigilar el porte de armas o las fronteras, que lamentablemente tampoco se visualiza su accionar. Será que en verdad temen a represalias legales por falta de norma, desde los narcos por miedo o simplemente no pueden hacer nada así quisieran, por impreparación o recursos escasos.
Se discute una consulta para dejar un pronunciamiento nacional explicito, sobre la actuación militar, que no pueda evadir al ejército, marina y fuerza aérea nacional, para su rol de recuperar ahí si la soberanía nacional en manos de bandas delictivas. La asamblea que apoye estas iniciativas y si dicen que lo pueden hacer desde su recinto, nomas, que lo hagan, para que de una vez por todas se responda a esta criminalidad, que no da tregua, ante una política de seguridad en crisis. ¡Hasta cuando! (O)