Lírica medica azuaya
La historia tiene y debe ser contada sin importar quien caiga o resurja en su recurrir. Veraz y honesta, dará el sitial a los autores sin cortapisas ni ditirambos innecesarios. Veinte años atrás, empezó como idea, aunque la encontraba colosal y difícil. Recopilar todo lo escrito en poesía por el médico azuayo, no esperaba que fuera fácil. El germen inicial lo encontré en dos antologías poéticas médicas, vol 1 y 2 publicadas por mí, gracias al apoyo de un caballero que distingo como un fraterno y generoso amigo y aliado de la cultura, Galo Vega Cobo Gerente de INTERPHARM. Con la ayuda invaluable, motivadora de mi tío (taita) Guillermo Aguilar Maldonado y su espléndida biblioteca y otras igual de importantes, hurgamos y encontramos olvidadas poesías de médicos. Toda búsqueda empezaba en la fundación de la U de Cuenca y la facultad de medicina 1856, con el primer médico poeta hasta llegar a nuestros días. 167 años removidos, recaudados, recuperados del olvido. Una vez recopilado, levanté textos con dos secretarias que terminaron siendo 8 tomos de 550 hojas cada uno y miles de poesías. Mi amigo y paciente Julio Ugalde Jerves me regalaba, 15 años atrás, el costo de la edición en base de un canje de impuestos de sus empresas, para fomentar la cultura. Entró en prensa. Felicidad total que no duro demasiado por que el delincuente Correa y su pandilla, eliminaron esto de un plumazo, matando la cultura, para poder tener más dinero que robar y casi llorando lo sacamos de imprenta. Durmió con adhesiones esporádicas de nuevas líricas y fui donde el artífice de esta publicación actual, el Sr Rector de la Universidad Católica de Cuenca, Enrique Posso Cabrera, que está en el empeño y lo va logrando, de poner su institución en lo mejor de América latina. Adelante fue su oración mágica. Empezamos con diagramación, correcciones y más, con apoyo amistoso y gentil de EDUNICA. Nubecita Rodas, Felipe Alvares, Fabian Pérez y todo su personal alegre, con el liderazgo de un nuevo cuencano a quien aprecio, Ebingen Villavicencio Caparó, cuzqueño, fue tomando forma y en una reunión con el departamento de cultura del municipio, con Carlos Vásconez y Juan “tuga” Astudillo, logró el apoyo del Ilustre Municipio de Cuenca, que nos regalaba su aporte económico y formidable espaldarazo para publicarlo. 4 licitaciones para editar se cayeron y pasó un buen tiempo, hasta que ganó EDUNICA.
Mi corazón anchuroso agradece sin desviarme un ápice de la historia. Tenemos días contados para sacar la edición y con bombos y mil platillos presentarla al mundo y a Cuenca y sus horizontes teñidos de tarde por bronce. (O)