Las primeras protestas
El alza en los precios de las gasolinas, como consecuencia de la eliminación hasta el momento parcial del subsidio a las mismas, ha servido como motivo para la realización de las primeras movilizaciones de protesta en contra del Gobierno presidido por Daniel Noboa.
Si bien las protestas callejeras realizadas en los últimos días, especialmente las del día jueves 4 de julio, no han sido masivas y contundentes han servido, empero, para evidenciar un descontento social que puede ir en aumento en los próximos días; sobre todo cuando se esperan nuevos incrementos en el precio precios de las gasolinas extra y eco país, a partir del 12 de julio, pues el objetivo del régimen es eliminar totalmente los subsidios a dichas gasolinas y hacer que su precio alcance niveles internacionales.
Frente a las protestas el Gobierno de Noboa (como como solía pasar también en Gobiernos anteriores) ha minimizado las mismas; una situación a la que contribuirían cuestiones como: el haber negociado previamente compensaciones para sectores como los taxistas y los de transporte mixto; algunas acciones clientelares en beneficio de ciertos grupos sociales focalizados (como los beneficiarios de ciertos bonos y los pequeños deudores de BanEcuador);y, sobre todo la ausencia en las movilizaciones de la CONAIE, la más fuerte organización social de Ecuador.
En todo caso lo que suceda en los próximos días, en materia de movilizaciones y protestas, estará supeditado a la intensidad con la que se vayan manifestando los costos sociales de los incrementos en los precios de las gasolinas, especialmente en lo que tiene que ver con la elevación de los precios en otros bienes y servicios. Pero, sobre todo, estará supedito a la decisión que tome la CONAIE de activarse o no con medidas de protestas similares a las ocurridas en los Gobiernos de Moreno y de Lasso. Por lo pronto, la CONAIE a través de su máximo dirigente Leonidas Iza ha anunciado cualquier decisión, al respecto, será tomada por las bases de dicha organización social.
De lado del Gobierno, más que exacerbar los ánimos a través de falsos triunfalismos o minimizaciones del descontento social, lo adecuado sería que se dé cuenta de que hay motivos para este descontento y que, por esto mismo, cabría rectificar. (O)