Aníbal Morejón, de 62 años, tiene casi definido el título de los libros que le gustaría escribir sobre el proceso que vivió su hija Glenda para llegar donde está ahora.
‘Promesas cumplidas’ y ‘La culpa es de la sandía’ resumirían dicha carrera deportiva. ¿Por qué la sandía?
“Hay secretos que me guardo para después”, dice don Aníbal tras señalar que dicho fruto fue clave para que su hija dejara de hacer costumbre ir a entrenar dos días y después retirarse. Bordeaba los 13 años.
Espera develarlo cuando Glenda Morejón consiga podio en el Campeonato Mundial de Atletismo cuya sede será Tokio en septiembre de 2025.
Don Aníbal es un atleta amateur por excelencia. El pasado 4 de agosto obtuvo el tercer lugar en el Medio Maratón de Manta, categoría +60 años. Este fin de semana competirá en el Campeonato Nacional Master de Atletismo en Carchi.
El padre de Glenda Morejón recuerda que cerró su taller de bicicletas para dedicarse a la crianza de los hijos cuando su esposa María Quiñónez se dedicó a la venta de frutas, que daba buenos ingresos a la familia.
Confiesa que al principio le fue difícil adaptarse a las labores de casa, pero no dio marcha atrás porque temía que sus hijos pudieran tomar un camino equivocado sin la presencia de alguno de sus padres en casa.
Admite que con sus primeros hijos Luis, Katherine y Vanessa fue muy severo en el trato. Cuando empezó a frecuentar la iglesia, empezó a educar con el ejemplo. Glenda y su hermana menor María Belén tuvieron un trato diferente.
Revise la entrevista con el padre de Glenda Morejón.
¿De niña le sobreentrenaron a Glenda? ¿Es real la historia de los zapatos con huecos? ¿Cómo tomó el anuncio de matrimonio de su hija?