La fisioterapeuta Lourdes Durazno, oriunda de Santa María de Sayausí, fue parte del Team Ecuador que asistió a los últimos Juegos Olímpicos de París 2024.
Fue la primera azuaya en conformar un equipo médico ecuatoriano para asistir a los deportistas en el evento multideportivo veraniego que se realiza cada cuatro años.
Algo apenada cuenta que no practicaba ningún deporte en la escuela Jesús Vásquez Ochoa ni el colegio Herlinda Toral.
“Para mí en el deporte solo sonaba Jefferson Pérez y vea lo que es la vida, estoy en el mundo del deporte y he aprendido bastante”.
En 2009 se graduó de fisioterapeuta en la Universidad de Cuenca. Quiso especializarse en fisioterapia deportiva. Las opciones estaban en Europa, así que lo descartó por falta de recursos.
Años más tarde se especializó en Neurorrehabilitación en la Universidad Andrés Bello, en Viña del Mar, Chile. Tiene la experticia para tratar a pacientes con lesiones medulares, accidente cerebrovascular, parálisis facial, nervio ciático, etc.
Hace dos años fundó su centro de fisioterapia y rehabilitación ‘NeuroTeam’, al que asisten triatletas, marchistas, ciclistas tanto de la ciudad como de otras provincias e incluso del extranjero por recomendación de los mismos pacientes.
Entre sus proyectos está profundizar en la rama de la neoromodulación, tratamiento con agujas y corriente que lo “quisiera hacer con ecografía guiada”.
Incursión de Durazno en el alto rendimiento
Durazno fue fisioterapeuta en los hospitales Vicente Corral Moscoso y José Carrasco Arteaga (IESS).
Tener una especialidad y 15 años de experiencia en la rama hicieron que el doctor Marco Chango le sume al equipo médico del Ministerio del Deporte en 2017. Trabajó en el CEAR-Cuenca hasta su cierre, dos años después.
Por recomendación de los deportistas, Pablo Sarmiento, médico de cabecera del Comité Olímpico Ecuatoriano, le propuso sumarse al equipo para trabajar en eventos específicos. Su debut fue en los Juegos Panamericanos Junior ‘Cali 2021’.
Después estuvo presente en los certámenes principales que comprende el ciclo olímpico. Asistió a los Juegos Bolivarianos de Ayacucho 2021, a los Juegos Sudamericanos de Asunción 2022, a los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023 y remató en los Juegos Olímpicos de París 2024.
“Para mí el ciclo olímpico fue formativo. Desde 2021 conocí a otros fisioterapeutas, vi cómo manejan las lesiones, además tenemos capacitaciones. Todo eso ha servido para que estemos bien preparados… Llegar a los Juegos Olímpicos fue un sueño cumplido. Para los fisioterapeutas deportivos es lo máximo”.
Durazno resalta el rol del equipo médico durante las competiciones no solo en la recuperación, atención de lesiones o molestias sino en detalles como una conversación con el atleta o traslado de la hidratación, aire acondicionado, etc.
Distribución de funciones en París
Durazno fue una de las 6 fisioterapeutas que viajaron a París. A cada profesional les asignaron diversos deportes según la afinidad.
No todos necesitan la misma atención porque sus gestos deportivos son diferentes. El trabajo regenerativo de un marchista es distinto al de un pesista.
“El atleta me va a pedir masaje en piernas y columna baja. El pesista en todo el cuerpo hasta las manos. No requiere masaje profundo porque necesita quedarse un poco duro, tónico. Entonces se trabaja más con botas, equipos de corriente, magneto, ultrasonido. En cambio, los atletas quieren un masaje dígito presión, que sea duro. Luego van al crio, allá no van los de halterofilia”.
No siempre la molestia es física, entonces tienen que asumir otro rol ante la falta de psicólogos.
“Unos se encierran y uno tiene que golpearles la puerta para saber si están bien, si salieron a comer… Si bien saben lo que tienen que hacer, no saben cómo llevar lo que están viviendo”.
Consecución de la medalla olímpica
La marcha atlética fue una de las áreas a cargo de Durazno. Masajes, botas, pistolas de percusión fueron necesarios para un trabajo regenerativo con Daniel Pintado quien llegó a la Villa Olímpica tras un campamento exigente en Río Maior, Portugal.
En la prueba de 20 km “me camuflé” en la parte posterior de la zona de avituallamiento donde estaban los entrenadores.
Ella se encargó de “meter a presión el hielo” en las cuelleras que utilizaban y cambiaban cada cierto tiempo los deportistas para mantener la temperatura del cuerpo.
“Cuando faltaba cuatro vueltas, Carlos Vele se dio la vuelta, lloró y dijo: tenemos la medalla…”.
Ese momento es inolvidable para Lourdes igual que todo el movimiento que se dio durante la prueba del maratón de relevos mixtos.
“Ese día éramos como 15 personas detrás de esas medallas. Unos tenían el celular en las manos para controlar tiempos, conversar con los entrenadores, que estaban en la zona de hidratación, para que todo sea sincronizado. Es importante saber cuánto tiempo hay que recuperarle al deportista”.
Cuando los atletas llegaban a la meta, los fisioterapeutas -entre ellos Lourdes- procedían a recuperarles a través de hielo, ejercicios e hidratación.
Como anécdota cuenta que tuvieron que “correr” por agua caliente “porque se nos enfrió demasiado Daniel”.
En los relevos, “Glenda hacía alrededor de 40 minutos, Daniel 38. Teníamos ese tiempo para recuperarles”. Al final todo el esfuerzo fue compensado con la medalla de plata.
La experiencia que tuvo Lourdes hace que motive a sus colegas a “que se sigan formando, superando, atreviéndose a salir, a experimentar otros tipos de fisioterapia».
«Quisiera ser estímulo para los que vienen detrás. En equipos estamos a la vanguardia, de pronto faltan recursos, pero podemos suplir con técnicas muy buenas para el tratamiento”.