Iván Cajamarca Déleg, de 50 años, falleció tras una lucha contra el cáncer. Su muerte se produjo el domingo 10 de noviembre de 2024 en medio de los intentos de su familia para que se le aprobara la eutanasia, un proceso que enfrenta obstáculos burocráticos en Ecuador.
En los últimos días, Iván padeció intensos dolores. Fue el primer cuencano en hacer público su deseo de acceder a una muerte asistida y cumplió con los tres requisitos:
- La evaluación psicológica
- El examen psiquiátrico y
- La evaluación social.
Sin embargo, su salud se deterioró rápidamente y no alcanzó a ingresar el trámite ante del Comité Interdisciplinario para la Aplicación de la Eutanasia.
Gestión
Guadalupe, hija de Iván, encabezó las gestiones. Se enfrentó a un sistema que requería obtener citas médicas otorgadas en plazos de una semana o más días. Expresó su angustia y frustración ante la pérdida de su padre, quien había solicitado la eutanasia para evitar mayor sufrimiento.
“El dolor de mi padre era insoportable y obtener un turno médico era como acudir a cualquier institución. Las personas con enfermedades terminales deberían tener prioridad en el sistema de salud para obtener la documentación necesaria para la eutanasia. Que podamos ir con un turno prioritario al psicólogo, al psiquiatra, sin tener que esperar dos o tres semanas”, expresó.
Guadalupe relató que hace una semana y media, se le detectó un tumor en la cabeza a su progenitor lo que quebrantó su salud muy rápido. El dolor se intensificaba cada día debido al cáncer, que había iniciado en el hueso sacro.
La enfermedad, que se le diagnosticó en julio de 2023, afectó su movilidad y aunque recibió tratamientos paliativos, el sufrimiento se volvió cada vez más intolerable. La metástasis llegó a afectar su páncreas.
Iván tuvo que abandonar su negocio inmobiliario y de construcción para concentrarse en su tratamiento.
Consciente de su situación y amparado en la resolución de la Corte Constitucional, que el 7 de febrero de 2024 reconoció el derecho a la muerte asistida, Iván decidió solicitar la eutanasia. Sin embargo, los tiempos de espera para la obtención de los documentos necesarios le impidieron cumplir su última voluntad.
“Sus dolores eran insoportables, teníamos que sedarlo y llevarlo repetidas veces a SOLCA para que le administraran calmantes”, expresó su hermano Mauricio Cajamarca.
Trámites
Para el doctor Lauro López, especialista en Terapia del Dolor del hospital Monte Sinaí, el problema radica en la falta de una legislación clara y aplicable.
Aunque la Corte Constitucional reconoció el derecho a la eutanasia, López señala que lo que existe actualmente es solo un reglamento preliminar emitido por el Ministerio de Salud en abril de 2024, que no especifica plazos ni etapas debidamente definidas.
Este vacío normativo implica que los hospitales y profesionales de la salud no estén preparados para implementar el procedimiento.
“El reglamento es insuficiente. Apenas cubre la solicitud y la evaluación inicial, pero no establece un mecanismo claro de coordinación en los hospitales, ni se han designado comisiones o médicos responsables para aplicar la eutanasia”, puntualizó López.
El médico enfatizó que, en un caso terminal como el de Iván, el trámite no debería prolongarse más de 30 días. No obstante, el actual proceso burocrático carece de un marco regulatorio sólido, lo cual termina “dilatando la gestión”.
“Lo que falta es una ley clara emitida por la Asamblea Nacional que regule y norme el proceso de la eutanasia”, añadió López.
Reglamento sobre la eutanasia
Según el reglamento del Ministerio de Salud Pública, la eutanasia es un procedimiento que consiste en la administración de fármacos en dosis letales. Esto con el objetivo de causar la muerte anticipada a una persona con una enfermedad grave e incurable o lesión corporal grave e irreversible, solicitada de manera voluntaria, informada e inequívoca por el paciente o su representante legal.
Asimismo, contempla la objeción de conciencia y la posibilidad de conflictos de intereses para el procedimiento de aplicación de la eutanasia, que deberá contar siempre con un médico y una enfermera presentes.
El paciente podrá revocar su consentimiento a someterse al procedimiento eutanásico de forma verbal en cualquier momento hasta antes del inicio del mismo procedimiento.
La muerte asistida se puede realizar en hospitales del Sistema Nacional de Salud o el domicilio del paciente
La muerte como consecuencia de la aplicación de la eutanasia tendrá la consideración de muerte natural.
Funeral de Iván Cajamarca
Iván Cajamarca se despidió sin haber alcanzado el alivio que anhelaba. Su velación se lleva a cabo en la casa de su hermano Augusto, en Challuabamba.
Su última voluntad fue ser cremado, -procedimiento que se llevará a cabo en el Camposanto Santa Ana, este 12 de noviembre de 2024- para que sus cenizas se mezclen con la tierra y den vida a un árbol en el cerro de Jalshi, en la parroquia de Nulti, como símbolo de la paz y solidaridad que lo caracterizaron.
Entre las 14:00 o 15:00 habrá una misa en la iglesia de Challuabamba.
La familia hizo un llamado a las autoridades para que se agilicen los trámites y se emitan las leyes que faciliten el acceso a la eutanasia en el país.
“A la memoria de quienes han solicitado la muerte asistida, debemos una ley clara y justa, para que nadie más pase por esta agonía burocrática. Mi padre quería una muerte digna y no pudo acceder a ese derecho”, concluyó Guadalupe.
Fernando Vega, exsacerdote, compartió sus reflexiones. “La muerte es algo natural, pero no es necesario prolongar artificialmente la vida cuando alguien ya está en agonía. Cuando una persona llega a este extremo, no debería considerarse un delito permitirle descansar en paz”.
Agregó que, en el caso de Iván Cajamarca, que pidió que se acelerara su fallecimiento, el hecho de que haya muerto antes de que le concedieran esta muerte asistida indica que estaba en una condición de sufrimiento extremo.
“El Señor tuvo piedad de él antes que los trámites burocráticos”, expresó.
Casos
Iván Cajamarca se convirtió en la tercera persona en Ecuador en fallecer sin recibir la eutanasia, a pesar de haber solicitado este derecho.
Leonardo Caiza, un taxista de 67 años con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), murió el 1 de septiembre de 2024 mientras esperaba un certificado del IESS para que el Ministerio de Salud Pública procesara su solicitud de eutanasia.
Paola Roldán, la mujer que lucho y logró la despenalización de la eutanasia en Ecuador, murió el 11 de marzo de 2024 sin elegir el día de su muerte, como era su deseo. Roldán padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA) desde 2020, una enfermedad que le obligó a usar un respirador mecánico.
El caso de Roldán generó un debate, incluso a nivel internacional, entre quienes defienden la vida bajo cualquier circunstancia y aquellos que ven en la muerte una elección válida cuando el sufrimiento es extremo. (I)
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