Los incendios forestales en el Parque Nacional Cajas han alcanzado una magnitud preocupante, sumando un nuevo capítulo en la crisis climática que afecta a la región. Los incendios arrasan áreas de bosque, lo que altera los ecosistemas y la calidad de vida de los habitantes.
Hasta la mañana del 16 de noviembre de 2024, eran al menos cinco incendios activos, los cuales eran combatidos por diversas brigadas desde distintos frentes, según el informe de la Comisión de Gestión Ambiental (CGA) de la Municipalidad.
Carlos Orellana, director de la CGA, señaló que las pérdidas en términos de flora y fauna son “invaluables”.
“Haremos un levantamiento de información entre la CGA y ETAPA EP. Recientemente publicamos un atlas de flora y fauna del cantón Cuenca con un inventario de especies y su ubicación, esto nos va a ayudar para poder especificar los daños”, explicó.
Especies amenazadas
Entre las especies afectadas se encuentran aves, anfibios y reptiles, mamíferos, insectos y flora nativa, todos ellos desempeñan una función en el ecosistema. En particular, los insectos son fundamentales para mantener el equilibrio ecológico debido a su función en procesos como la polinización.
En el área de Quitahuaycu el fuego amenaza el hábitat de especies únicas como el jambato andino (Atelopus nanay) y (Atelopus onorei) y la rana de goma de Molleturo, recientemente redescubierta (Pristimantis ruidus), todas ellas en peligro crítico de extinción.
“Quitahuaycu, que protege 847.98 hectáreas de ecosistemas únicos entre los 2.323 y 4.107 metros sobre el nivel del mar, es hogar de especies críticas para la conservación regional”, indicaron en un comunicado los promotores del Área de Conservación y Uso Sustentable Quitahuaycu.
Hicieron un “llamado urgente” al Cuerpo de Bomberos de Cuenca, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, el Ministerio del Ambiente y el GAD Municipal de Cuenca para priorizar el combate de este incendio que amenaza uno de los últimos remanentes de bosque andino en la región.
Juan Troya, Ingeniero Ambiental, indicó que el proceso de restauración ecológica puede ser largo y complicado. “El daño a la flora no solo afecta a las especies en peligro, sino que también limita la capacidad de los bosques para capturar CO2, lo que agrava el cambio climático”, aseguró.
Las plantas y árboles que sobreviven quedan vulnerables a plagas y enfermedades y la capacidad de crecimiento a largo plazo se ve seriamente comprometida.
La interrupción de procesos vitales, como la integración de materia orgánica por hongos y bacterias, también genera un desequilibrio ecológico y alimentario que afecta tanto a los seres humanos como a la vida acuática y terrestre.
Recursos hídricos
Uno de los efectos inmediatos y visibles de los incendios forestales es el impacto sobre las fuentes hídricas. Cuenca depende en gran medida del agua proveniente del Parque Nacional Cajas. Sin embargo, la sequía prolongada y la devastación de las cuencas hídricas pueden afectar la disponibilidad de líquido vital.
“Estamos en un estiaje brutal y los humedales y páramos del Cajas son una fuente de agua; al estar afectados se duplica la afección que tenemos sobre la sequía y el impacto va a ser muy negativo sin la implementación de un plan de acción”. Juan Troya, Ingeniero Ambiental,
Cambio climático
El cambio climático ha intensificado estos fenómenos. La sequía hidrológica cumplió 127 días el 16 de noviembre de 2024. La zona sur del Austro ecuatoriano lleva más de cuatro meses sin lluvias consecutivas de importancia, lo que representa récords históricos.
“Los ríos están muriendo poco a poco y esto afecta directamente la vida de muchas especies”, afirmó el director de la CGA.
Actualmente, la prioridad en la distribución del agua es el consumo humano, aunque también se requiere para riego y otras actividades. Los incendios forestales alteran los ciclos naturales del agua, lo que genera consecuencias extremas.
“Hay sequías prolongadas, pero puede suceder que en poco tiempo estemos sufriendo los embates de un invierno crudo que pueda generar también graves complicaciones”, agregó Orellana.
Ante este panorama, informó que las autoridades ya están trabajando en un plan de acción para restaurar los ecosistemas afectados. Se ha propuesto la creación de viveros para cultivar especies nativas del sector, evitando la introducción de plantas no autóctonas que podrían desbalancear el ecosistema.
Además, se está impulsando un proyecto de comercialización de carbono, con el objetivo de incentivar la restauración de bosques y la siembra de nuevos árboles para mitigar el impacto del cambio climático.
Los mercados de carbono son sistemas financieros que incentivan a las empresas a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Por otro lado, se convocará a la ciudadanía y a la empresa privada para que se sumen a una gran minga de reforestación. “Tan pronto como comiencen las lluvias, trabajaremos para sembrar plantas nativas y restaurar el equilibrio de la zona”, afirmó Orellana.
Sin embargo, este proceso no será inmediato. Según el ingeniero Troya, “la recuperación natural puede tardar hasta 50 años, pero con un plan adecuado de reforestación y restauración del suelo, se podrían comenzar a ver resultados en tres o cuatro años”.
Prevención
El director de la CGA también señaló que uno de los factores clave para prevenir incendios es la educación y la sensibilización de la población.
Muchos de los incendios son provocados por prácticas agrícolas irresponsables, como las quemas de campos para ampliar la frontera agrícola. “Es necesario que las personas comprendan los peligros que conlleva esta práctica y que se promueva el uso de técnicas de cultivo más sostenibles”, subrayó.
“Hay reportes de ciudadanos que han observado venados, que han escapado de su hábitat natural por los incendios; pedimos que haya empatía, que eviten la caza, que no les den alimento. Se va a coordinar con la CGA para identificar dónde están las especies para reintroducirlas en sus hábitats, cuando se supere este momento”. Carlos Orellana, director de la CGA
Durante el combate de los incendios, más de 400 comuneros se unieron a los esfuerzos de los bomberos y el personal de ETAPA para sofocar el fuego en diversas zonas. Sin embargo, Orellana alertó que “es importante que los voluntarios estén capacitados ya que trabajar en áreas con acceso difícil y riesgos de incendio es muy complejo”.
Las condiciones climáticas, como la humedad del suelo, las temperaturas, la velocidad y dirección del viento y la duración de los períodos secos, no solo desencadenan los incendios forestales, sino que también dificultan su extinción.
Con el avance del cambio climático, estos incendios consumen cada vez más masa forestal, creando entornos más secos y propicios para su ocurrencia. (PNH)-(I)
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