Tragedia en las vías

Fotografías y videos difundidos a pocos minutos del suceso ocurrido en la vía Cuenca-Azogues difícilmente se borrarán de la memoria colectiva.

Este jueves 26 de diciembre, tres jóvenes, dos varones y una mujer, perdieron la vida en un accidente de tránsito digno de una escena de las películas de suspenso.

Un vehículo Haval perdió pista, se chocó contra un poste de alumbrado público y luego, como si fuera de cartón prensado, se partió en dos.

De acuerdo a las primeras investigaciones, el chofer habría estado ebrio y conduciendo a exceso de velocidad. Tras ser detenido, lo confirmó la EMOV. La prueba de alcoholemia, marcó 2,47g/L.

Se ha dicho “una y mil veces”: licor más conducción, accidente seguro.

La autopista Cuenca-Azogues es un escenario de fatales accidentes de tránsito y de atropellos. Por allí circulan más de 40 mil vehículos a diario.

Los radares comprados por la Municipalidad a un consorcio privado marcan la velocidad, pero, según los letreros adjuntos, ya no multan. Los vehículos son conducidos a conveniencia y ocurrencia de los choferes. Ni siquiera los miran.

Haya o no radares y multas de por medio, si los choferes actúan con irresponsabilidad, ebrios, van a velocidades extremas, o inquietados en el celular, los accidentes estarán a la orden del día.

Ni bien se digería semejante desgracia, horas después un automóvil volaba por los aires en la misma vía. Un joven falleció.

Los constantes llamados a conducir a la defensiva, a acatar las leyes de tránsito, a respetar la propia vida y la de los otros, no cala en la razón de ciertos choferes, sin importar sus edades.

Con razón, el Ecuador es uno de los países con el más alto índice de accidentes de tránsito. Un récord contraproducente, durísimo de revertirlo mientras reine la irresponsabilidad.

Familiares de las víctimas mortales estarán dolidos en lo más profundo. No atinarán a comprender lo absurdo del destino, justo a pocos días de recibir al nuevo año. Nuestra solidaridad.

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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