De lunes a viernes es presidente –con sangre e impunidad–, firma decretos y juega a la guerrita; sábados y domingos es candidato –macho y de cartón– del “nuevo Ecuador”. Esta extraordinaria capacidad camaleónica del señor Noboa que acomoda los principios constitucionales a sus particulares intereses es un serio peligro para la Democracia y provoca, además, una inmediata mimetización entre sus íntimos colaboradores que de fieles y serviles funcionarios se trasmutan en apasionados partidarios, incluso algunos sin disimulo confunden los espacios laborales con los digitales y las redes sociales. En total desconexión con la realidad nacional y la geopolítica mundial, el señor Noboa y su gobierno se han convertido en un meme, en un mal chiste dentro y fuera del país, al tiempo de darnos un tiro en el pie porque su desventurada intención de incrementar aranceles a los productos mexicanos -medicinas son las que más se importan-encarecerá los medicamentos. Noboa candidato o presidente escupe en la Constitución y en la Ley, no hay institución ni quién frene su innata tendencia autocrática y misógina avalada en unas FFAA desorientadas que han perdido su norte. ¿Recuerdan algún proceso electoral en que se ordene el cierre de fronteras y de puertos? ¿A quién teme? El silencio cómplice de las autoridades electorales levanta fragancias putrefactas, todo huele muy raro en el país. (O)
Lcda. Ana Abad
Periodista, editora y correctora de estilo; es parte del grupo editorial Quillca editores. Ha publicado investigaciones sobre cultura popular y artesanías. Es directora de contenidos del Portal Digital Voces Azuayas.
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