El plato típico cuencano insignia de Carnaval, es el mote pata. Esta tradición se mantiene y evoluciona.
El mote pata es un plato típico en tiempos del Carnaval cuencano. Es exclusivo de esta fecha y su sabor cautiva a propios y foráneos.
“Su aroma es inigualable y su sabor único”, relata María Paz Viteri, docente gastrónoma. Pero la experta asegura que esta tradición culinaria guarda algo más vital: compartir.
Y cómo no hacerlo si en su familia, de parte de su madre, eran 14 hermanos. Durante el Carnaval, el mote pata alcanzaba para todos, cuenta a Diario El Mercurio.
Han pasado cerca de 30 años desde las primeras memorias de su infancia y, hoy, como profesional del arte culinario, enseña a los jóvenes a elaborar este plato tradicional.
Viteri revela que el secreto para obtener una sopa contundente es nunca perder de vista los ingredientes locales.
“No perder las raíces propias… Conocer los sabores y mantener el paladar adquirido desde niños es importante como gastrómomos”, agrega.
Si bien cada familia cuencana tiene su receta, ella recomienda mezclar el sofrito, el cerdo, dos tipos de tocino, -crudo y ahumado-, la longaniza y guardar el agua del mote cocinado para darle espesor a la sopa.
A eso agregarle la pepa de zambo tostada y molida con leche. El mote bien cocido se coloca al final. Con esto, es posible tener un delicioso plato tradicional.
¿Cuál es el origen del mote pata?
Carlos Bacacela, integrante del Proyecto Cuenca Destino Gastronómico de la Fundación Turismo Municipal, ofrece una posible respuesta.
De acuerdo con sus investigaciones, mote pata es el resultado de un quichuísmo. Y lo explica, argumentando que deviene de los vocablos mote y patashca. Mote que es “maíz cocido” y patashca que significa “bien cocido”.
Al fusionarlas dan como resultado “mote bien cocido”. Y esta es una de las principales características del plato.
Además, Bacacela señala que existen tres ingredientes base para la elaboración del plato y estos son: el mote, el zambo y el poroto. Todos se dan en la chacra.
De acuerdo con su investigación sobre el patrimonio alimentario cuencano y en encuentros con mantenedoras de la tradición gastronómica y agrícola en la zona rural, dentro de la cadena de valor sustentada en la chacra “lo que se siembra junto, se come junto”.
En este caso, el maíz, el zambo y el poroto se dan iguales, por lo tanto, comerlos juntos es imprescindible.
Además, revela que, según la información recopilada y que presentarán este año, se ha determinado que al ser un quichuísmo, todo el nombre va junto ‘motepata’. Es más, van a promover una campaña desde la Fundación para que esto se modifique y perennice.
Eternizar el sabor del mote pata no se logra solo, se consigue con esfuerzos como los de la docente Viteri, quien se ciñe a la memoria de la infancia y a la evolución de la alta cocina contemporánea. (I)
El mote pata más grande
El aroma del mote pata atrajo a centenares de personas que acudieron ayer a la plaza San Francisco. Con plato y cuchara en mano, hicieron fila para probar una porción del denominado ‘mote pata más grande del mundo’.
Y no estuvo tan alejado de la realidad, pues unas 4.000 personas comieron esta tradicional sopa de Carnaval.
Veinte estudiantes del Instituto San Isidro y una docente se encargaron de elaborar mote pata para compartir con centenares de ciudadanos. Muchos, mientras esperaban, aprovecharon para jugar con agua y espuma.
Turistas de la Costa fueron los más entusiasmados que buscaban probar el mote pata. De hecho, este segmento del turismo ecuatoriano es el de mayor afluencia a la ciudad. (I)
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