Los mensajes de voz que Sebastián Moro enviaba a su familia cuando salía a pasear por las calles de La Paz es el valioso material con el que el documental «Sebastián Moro, el caminante» rastrea los días previos al asesinato del periodista argentino durante la crisis política de Bolivia de 2019.
Su directora, la también argentina María Laura Cali, presentó esta semana la película en la embajada de Bolivia en España, una de las paradas de la gira europea del film, que se vio en Londres, París, Ginebra, Bruselas y La Haya.
«La historia particular de Sebastián es un reflejo de Latinoamérica, donde el avance de las fuerzas reaccionarias tiene muchas consecuencias, entre ellas el incremento de las muertes de periodistas», señaló la directora en una entrevista.
De entre las frías cifras de muertos, la realizadora rescata en su película a una de las víctimas de la violencia de los grupos de ultraderecha, Sebastián Moro, que deja de ser un número más para convertirse en una persona con nombre, apellido, cara y voz.
Poner cara y voz a las víctimas de la ultraderecha
Moro, nacido en 1979 en Mendoza, apareció herido de muerte en su casa de La Paz el 10 de noviembre de 2019, el mismo día que Evo Morales se vio forzado a renunciar a su cargo de presidente de Bolivia. Posteriormente el periodista falleció en el hospital.
Las semanas previas, las calles de La Paz se habían convertido en un campo de batalla, con duros enfrentamientos entre partidarios y detractores de Morales.
Justo el día anterior a la muerte de Moro, miembros del Comité Cívico saquearon la redacción del periódico y la radio donde trabajaba Moro, ataron a un árbol al director, José Aramayo, y le arrebataron el teléfono para tomar nota de sus contactos.
«En su momento, lo que pasó en Bolivia fue invisibilizado y también sus víctimas -afirma Cali-. Después se reconoció que aquello fue un golpe de Estado con víctimas mortales, pero siguen siendo anónimas y es importante ponerles nombre».
El documental se mete en piel del periodista argentino a través de los testimonios de su familia, de fotografías de su infancia y juventud en Mendoza y de su trabajo en la radio pública de su ciudad natal, donde tenía un programa sobre derechos humanos, pero se detiene especialmente en su etapa en Bolivia, país al que llegó en 2017 y donde trabajó para medios locales y como corresponsal del diario argentino Página 12.
Impactantes imágenes de la violencia en Bolivia
Resultan especialmente impactantes las imágenes que recoge el documental de la violencia que se vivió en La Paz los días previos a la muerte de Moro y los testimonios de su madre y sus hermanas, que llegaron a Bolivia cuando el periodista todavía estaba vivo y comprobaron cómo médicos y autoridades les daban la espalda.
«Cuando empecé a trabajar en la película, mi única intención era narrar una historia de vida -aclaró la directora- pero, finalmente, el documental resultó útil en el proceso judicial impulsado por la familia y me alegro».
Cuatro años después de que la familia Moro interpusiera una denuncia penal, «el 10 de diciembre de 2023 su caso fue incorporado a la causa general de las víctimas del golpe de Estado, algo muy importante porque ahora pasa a ser un crimen de lesa humanidad, no prescribe e inicia un nuevo camino judicial».
Cambio de gobierno en Argentina
En este largo recorrido, la familia vivió «momentos en los que las autoridades entorpecieron el proceso y otros en los que les apoyaron, y fue muy importante el respaldo del gobierno argentino durante la etapa de Alberto Fernández».
La llegada de Javier Milei al poder de Argentina «vuelve a dejar la familia desamparada», según Cali, que espera que la comunidad internacional cubra este vacío.
Para dar a conocer el caso fuera de las fronteras de Bolivia y Argentina, la directora visitó en febrero varias ciudades europeas y participó en debates posteriores a la proyección junto al exlíder laborista Jeremy Corbyn y Stella Assange, esposa de Julian Assange, entre otros.
«Fue una gira muy provechosa -aseguró Cali- pero también pudimos comprobar que Europa es una plaza difícil para nosotros porque hay mucha producción de documentales y porque ahora hay temas candentes como la guerra de Ucrania o el conflicto palestino que nos deja poco espacio», explicó. EFE