El concepto “razón instrumental” en nuestros días aparece como algo redundante, pues toda razón, se entiende, o es instrumental o no es razón. Es decir, la razón debe tener un uso práctico, debe servir para algo. Entonces el pensamiento que es válido es el que puede demostrarse y aplicarse. Para ello, el pensamiento se hace positivo, se ciencitifica y deviene en técnica y en metodología. No obstante, el defecto de la razón instrumental es que ya no se ocupa de los fines, sino solo de la coherencia lógica interna de los planteamientos técnicos. La reflexión sobre la forma en la que está organizado el mundo, por ejemplo, es irrelevante para la razón instrumental- El mundo es lo que es. Acepta, en otras palabras, la hegemonía del economicismo capitalista, y se adhiere a su funcionamiento sin cuestionarlo. Si no fuese así, no existiría necesidad de esa razón y desaparecería. Pero, por otro lado, la razón “como mero instrumento”, claudica a pensar el todo (sus objetivos y fines) y el pensamiento crítico desaparece, o en el mejor de los casos pervive despolitizado, convertido en una herramienta inofensiva al poder, pero crucial para las necesidades y requerimientos técnicos. Esa es una de las explicaciones para que la razón no utilitaria ni instrumental, es decir, la razón filosófica, sea incómoda en todo el sistema educativo. (O)
DZM
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.
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