Arrogancia

El origen de la palabra arrogancia, proviene del latín “arrogantia” que se deriva del verbo “arrogare”’; que viene, del prefijo “ad” / hacia y “rogare” /pedirí. *(IA)

Inicialmente, significaba el acto de reclamar o atribuirse algo de manera excesiva o sin derecho.

Hoy en día, el término ha evolucionado e implica la falta de humildad y la tendencia a menospreciar o ignorar las opiniones o derechos de los otros.

La arrogancia, es una práctica que desenmascara una actitud de superioridad que puede manifestarse a nivel personal o social.

Sociedades excesivamente competitivas, generalmente expresan estas actitudes para mostrar, nada más ni nada menos, inseguridad y miedo.

Los recientes decretos políticos y anuncios amenazadores en el contexto de la geopolítica global reflejan, en muchos casos, prácticas arrogantes y tácticas de distracción. Estos movimientos, aunque aparentemente estratégicos, tienen profundas implicaciones para la estabilidad territorial y la opinión pública. Es crucial entender las motivaciones escondidas detrás de estas acciones para poder anticipar sus efectos y desarrollar planteamientos que promuevan un equilibrio y una paz duradera en el escenario internacional.

En este contexto, es importante saber elegir las propias batallas y no tomarnos las cosas personalmente. Adoptar una perspectiva más amplia y ser capaces de discernir entre lo que merece nuestra energía y lo que no, es crucial para mantener un equilibrio emocional y una actitud positiva.

En resumen, mientras la arrogancia puede ser una barrera para el entendimiento y la cooperación, la humildad nos abre puertas y nos permite construir puentes, tanto en nuestras vidas personales como en la sociedad en general. (O)

Lcda. Tania Durán

Periodista y microempresaria ecuatoriana. Reconocida por su compromiso con el arte, la cultura, el eco-turismo comunitario y el medio ambiente. Pionera en la comunicación y educación participativa.

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