Etiología de la discriminación

Edgar Pesántez Torres

A lo largo de la historia, uno de los males más persistentes que ha acompañado a la humanidad desde su evolución a Homo sapiens, ha sido la discriminación. Este fenómeno se manifiesta en todos los grupos sociales y en diversas actividades, afectando etnias, nacionalidades, géneros, condiciones socioeconómicas… Es crucial reconocer estas formas de discriminación para abordarlas positivamente. Promover la igualdad, la justicia y el respeto por los derechos humanos no solo es un imperativo moral, es también una necesidad social para construir comunidades más cohesivas.

En estos tiempos de agitación política, es fundamental recapacitar sobre uno de los males que aquejan a nuestra sociedad.  Durante mis años como estudiante de medicina, aprendí valiosas lecciones de maestros admirables; algunos ya no están con nosotros, otros siguen siendo fuente de inspiración. Ellos nos llevaron a conocer al destacado médico español Gregorio Marañón, a la sazón endocrinólogo, invitándonos a seguir en otros campos de su conocimiento.

Así llegué a conocer algunas facetas del académico de número de la Real Academia Española en lo político, histórico, literario… Contemporáneo de Ortega y Gasset, don Gregorio Marañón dijo alguna vez que el gran error de nuestra sociedad ha sido educar al varón en contra de la mujer y a la mujer en contra del varón. Esta observación se ha extendido a las ideologías, religiones, etnias, nacionalidades, funciones… En este contexto, es fundamental cultivar una mayor comprensión sobre las diferencias culturales desde temprana edad.

Este tipo de enseñanza por profesores más que maestros, ha sido causa de discriminación entre oponentes, pues, ha calado profundamente en el influjo de unos y otros para sojuzgar y sobredimensionar, para exaltar ideas y acciones y menospreciar y hasta perseguir otras. Entonces, desde la educación del hogar, después en la educación primaria y secundaria y, ¡quien creyera!, con más énfasis en las universidades, donde se exaltan ciertas posturas y se menguan otras.

La educación discriminatoria ha llevado a cimentar ideas fijas, extremismos y fanatismos, abonado por líderes de todo jaez a su conveniencia, llegando inclusive a ‘cretinizar’ a las masas. Por ahora, nos interesa exaltar el género femenino, es decir, el de la mujer que tiene todo el derecho a su integración a la sociedad en equidad que enfoca la justicia y la imparcialidad, también en la igualdad que encamina a la ausencia de discriminación. Yo seguiré admirando la belleza femenina, como símbolo de lo más bello y sublime del universo y la que jamás se debe perder. ¡Viva la diferencia! (O)

Dr. Edgar Pesántez

Médico-Cirujano. Licenciatura en Ciencias de la Información y Comunicación Social y en Lengua y Literatura. Maestría en Educomunicación y Estudios Culturales y doctorado en Estudios Latinoamericanos.

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