Les invito a hacer una reflexión sobre la paradoja entre el derecho al agua y la necesidad de la minería en Ecuador. Aunque el agua es esencial para la vida, la minería también es crucial en la vida moderna, ya que los minerales metálicos y no metálicos son indispensables en nuestro día a día. Sin embargo, existe una visión polarizada que considera a la minería como algo inherentemente malo, mientras que al mismo tiempo se depende de ella para muchas actividades cotidianas.
La polarización de criterios cómo la sociedad ecuatoriana ha internalizado esta dicotomía, especialmente en las conversaciones informales y en la opinión popular, donde se demoniza a los mineros y a la minería sin reconocer su rol fundamental en la economía y la vida moderna. Además, aborda cómo el costo del acceso al agua no solo es económico, sino simbólico, afectando de manera discriminatoria a quienes no tienen acceso a este recurso.
Aunque la minería tiene impactos negativos, la solución no está en rechazarla por completo, sino en encontrar una forma sostenible de aprovechar los recursos. La crítica se dirige a los líderes y autoridades, quienes deberían enfocar sus esfuerzos en educar sobre la sostenibilidad en lugar de fomentar el miedo y la culpa. La era actual nos permite acceder a información y aprender sobre estos temas, pero el discurso predominante está más centrado en los miedos que en las soluciones.
Finalmente, es importante tener claro que en el plantea la extracción de minerales no va a detenerse, y que la clave está en lograr un equilibrio entre las necesidades de la humanidad y la preservación del entorno. En lugar de elegir entre agua u oro, debemos aspirar a un modelo sostenible que permita tener ambos de manera responsable. (O)