¿Un presidente filósofo?

Nuestro presidente reelecto, el joven Daniel Noboa Azín, parece tener talla, porte y ganas de ser y comportarse como un presidente amigo de la filosofía, es decir, apto para pensar más allá de las eventualidades del diario vivir. Ampliaré esta aseveración porque es mi deseo que tanto ustedes como yo, si ya lo somos, nos comportemos como filósofos, como seres amantes del saber. Si nunca nos preocupamos de este tema, pues, nunca es demasiado tarde para empezar a hacerlo.

Los humanos somos filósofos innatos porque desde pequeños aprendimos a “hacer las cosas pensando, a no precipitarnos, a elaborar juicios de valor, a analizar detenidamente aquello que debemos hacer”. El tormento de ciertas madres de familia es tener tiempo y paciencia para contestar a sus pequeños que quieren en todo saber el “po qué …y po qué“. Nacimos aptos para conocer, para formular nuestros propios juicios. Un jefe de estado que recibe consignas de un partido y que no tiene oportunidad para expresar sus propias opiniones, sino que debe seguir los mandatos de una cúpula política no es ni será un filósofo, una persona apta para gobernar a un pueblo.

Un presidente de un país debe tener la capacidad y la libertad para elaborar su plan de trabajo apegado a las necesidades de sus habitantes, es por eso que un pueblo necesita un presidente-filósofo, que tenga la capacidad de analizar lo que sucede, de encontrar las causas y de elaborar los proyectos para combatir deficiencias.

La inseguridad está presente en nuestro diario convivir. El presidente y su gabinete analizan sus causas, estudian su historia, dimensionan su gravedad y acto seguido escogen la forma más eficiente para combatirla. Este es el momento para crear un plan que termine con la inseguridad combatiendo sus causas y erradicando sus focos de contaminación. Esta forma de actuar es dar cabida en un gabinete ministerial a la presencia de comportamientos nacidos al amparo de la razón.

Esta manera de actuar abandona compadrazgos o intereses particulares en beneficio de la paz y seguridad nacionales. Un presidente que piensa y razona sabe que el pueblo le confió el mandato para mirar hacia el horizonte patrio y buscar el bien de la comunidad nacional.

Ecuador espera que las demás instancias de gobierno se rijan por iguales cánones. Es hora de volver a entendernos en el país como hijos de una misma madre patria. (O)

Dr. David Samaniego

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Fundador de Ecomundo, Ecotec y Universidad Espíritu Santo en Guayaquil. Exprofesor del Liceo Naval y Universidad Laica (Guayaquil) y colegio Spellman (Quito).

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