
Tras ocho años de análisis, la Ley de Fijación de Límites Territoriales Internos llegó el 2 de julio del 2025 al pleno de la Asamblea Nacional, en donde, gracias a un consenso entre oposición y oficialismo fue archivada, después de que saltaron alertas sobre los errores de forma y fondo que tenía.
Juan Cristóbal Lloret, prefecto del Azuay, a través de su cuenta de X pidió a los asambleístas de la bancada de la Revolución Ciudadana (RC), organización política a la que él pertenece, que propicien el archivo de la Ley de Límites Territoriales, pues, si se aprobaba afectaba a la provincia.
“Azuay se vería cercenado su territorio por conflictos limítrofes que aún no han sido resueltos y que deberían aplicarse consultas populares en los territorios”, señaló el prefecto.
Las observaciones a la norma
El proyecto de Ley de Fijación de Límites Territoriales Internos contenía 474 artículos, más de 800 páginas, en las que se establecía, a detalle, las coordenadas por las que pasan las líneas imaginarias que dividen cada población ecuatoriana.
Lucía Pozo, presidenta de la Comisión de Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD), donde se trabajó el proyecto, señaló que la decisión de la bancada de ADN de pedir el archivo de la norma se basó principalmente en la forma irregular en la que se la ha trató.
Además, según Pozo, hubo escasa socialización de la norma; y en que, después de ocho años de que se realizó el primer debate, la ley está caduca y ya no responde a la actual situación del país.
Viviana Veloz, coordinadora de la RC, señaló que en el correísmo se tomó la decisión de apoyar el archivo por la oposición que manifestaron los asambleístas de las provincias de Azuay, Pichincha, Esmeraldas, Cañar y Chimborazo, en las que existen conflictos de límites que la ley solucionaría, pero, sin la realización de consultas populares, es decir, sin el consenso ciudadano.
“El proyecto de ley va a archivarse, no hay un consenso para la aprobación en los distintos bloques, ni en la bancada de Gobierno, ni en nuestra bancada; porque hay preocupación en las provincias donde aseguran que hay afectaciones, aunque en otras dicen que hay beneficios”, afirmó Veloz.
Desacuerdo en el correísmo
Sin embargo, no todos en el correísmo estuvieron de acuerdo con el archivo de la norma, la asambleísta Victoria Desintonio, quien impulsó la ley en el anterior período legislativo, calificó a la decisión de su bancada y del oficialismo como un error, pues se pretende mantener al país sin una Ley de Límites, que fue ordenada por la Constitución del 2008.
“Usted no puede vivir en un país que no tiene la fijación de límites establecida, porque eso no le permite planificar; como ciudadano no sabe que GAD debe garantizar su buen vivir; cómo sabe quién está a cargo de una vía, sin los límites establecidos, los que significan desarrollo e inversión”, recalcó Victoria Desintonio, quien además puntualizó que la norma establecía un plazo de dos años para que los límites en conflicto se definan.
Pero, Roque Ordóñez, también del correísmo, no piensa igual, señaló que su actuación sobre esta ley se basó en defender los territorios del Azuay, los cuales iban a sufrir un desmembramiento, sin tomar en cuenta los aspectos culturales y hasta ancestrales.
Una ley correísta, rechazada por el correísmo
A Lucía Pozo le llamó la atención que sea una autoridad local que representa al correísmo, el prefecto del Azuay, la que se oponga a una ley que nació y fue impulsada por esta organización política.
El 23 de mayo de 2017, un día antes de que Rafael Correa deje la presidencia, presentó el proyecto de Ley de Fijación de Límites Territoriales Internos, el cual, solo 44 días después estuvo listo para el primer debate; desde entonces, no se lo volvió a tratar hasta septiembre del 2024.
Adrián Castro (ADN) considera que lo que el correísmo pretendió, oponiéndose ahora a la aprobación de la norma, fue “lavarse la cara” y desmarcarse de este proyecto, cuyo objetivo inicial era utilizar esta ley como un mecanismo para premiar a los GAD afines al correísmo y castigar a los opositores; pero, que ahora les resultó políticamente incómodo, pues iban a recibir rechazo ciudadano.