El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, reiteró que el «derecho ancestral» que los indígenas reclaman sobre las tierras puede llevar a «perder una Alemania y una España juntas» y causar «una catástrofe» a la agricultura del país.
El mandatario insistió con el asunto en vísperas de que la Corte Suprema prosiga un juicio en el que deberá pronunciarse en relación al llamado «marco temporal», que solo reconoce como tierra indígena aquella que los pueblos originarios ocupaban al día 5 de octubre de 1988, cuando se promulgó la actual Constitución brasileña.
En contraposición, los indígenas sostienen que esa tesis acaba con sus «derechos ancestrales» y además favorecería la legalización de áreas ocupadas antes de esa fecha por poderosos terratenientes que expulsaron por la fuerza a sus habitantes originarios a lo largo de décadas.
Bolsonaro dijo en un acto público celebrado este miércoles que un desconocimiento del «marco temporal» por parte del Supremo pondría en riesgo «la seguridad alimentaria» que tienen hoy Brasil y «otros países» que «dependen» de la producción de la agricultura nacional, una de las más potentes del mundo.
«De cada cinco platos de comida consumidos en el mundo, uno procede de Brasil», afirmó el gobernante, quien aseguró que una eventual decisión del Supremo en favor de los indígenas «sería un duro golpe para la agricultura, sería catastrófico y con impacto» en muchos otros países importadores de alimentos.
Bolsonaro dijo que, según cálculos del Gobierno, si se impone la visión contraria al «marco temporal» deberán ser delimitadas unas nuevas reservas indígenas equivalentes «al 14 % del territorio» de Brasil, un porcentaje igual al que ya ocupan legalmente los pueblos originarios.
«Eso es igual a una Alemania y una España juntas», declaró el líder de la ultraderecha brasileña, quien alertó que un fallo en favor de los indígenas «haría disparar el precio de los alimentos» y hasta pudiera producir «desabastecimiento» tanto en Brasil como «en el mundo». EFE