En tiempos de incertidumbre global, es importante que la política monetaria del Banco Central (BC), mire con atención los movimientos de los grandes bancos centrales del mundo. Lo ocurrido en Europa no es solo un caso de estudio; es también un espejo que nos permite evaluar cómo los factores externos—como la inflación importada, la volatilidad del dólar o los shocks de comercio—impactan en una economía abierta y dependiente como la ecuatoriana. Durante el último año, Ecuador ha enfrentado un entorno externo e interno complejo: la apreciación del dólar, el aumento de los precios de los alimentos y combustibles por factores geopolíticos y climáticos, y una reducción de los ingresos por exportaciones petroleras, han golpeado los gastos de consumo de los hogares y debilitado las cuentas fiscales.
En este contexto, los movimientos de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos tienen implicaciones directas para Ecuador. La reciente pausa en las subidas de tasas en EE. UU. y la posibilidad de recortes en 2025 podrían aliviar la presión sobre el dólar, lo que a su vez beneficiaría a las exportaciones ecuatorianas y facilitaría el acceso a financiamiento externo. Aún más importante: un dólar menos fuerte podría reducir el impacto inflacionario de las importaciones, aliviando en parte el costo de vida. Sin embargo, hay una lección importante que Ecuador debe tener en cuenta: el timing es clave. Tal como lo demuestra la historia reciente, no anticiparse a los síntomas de recesión o actuar tarde puede generar costos sociales y económicos significativos. En nuestro caso, el desafío radica en compensar la falta de política monetaria con medidas fiscales inteligentes y oportunas. Esto implica; por ejemplo, proteger el gasto social, priorizar la inversión pública productiva, y fortalecer los programas de protección a los más vulnerables ante alzas de precios. Además, es fundamental promover un entorno regulatorio que facilite la inversión privada y el empleo formal.
El BC, tiene que priorizar ahora el crecimiento y la estabilidad sobre el miedo a la inflación, no se trata de copiar recetas ajenas, sino de interpretar señales globales y adaptar nuestras políticas con sensatez. También de aprender que una visión integral, que contemple los mercados financieros, el comercio exterior y la estabilidad social, es clave para sortear momentos de vértigo económico. Los bancos en Ecuador han podido bajar las tasas de interés para sus depósitos, pero la composición de sus portafolios se revertió, de plazo a la vista porque los depositantes estaban preocupados por la incertidumbre electoral, estaban atentos para reaccionar y poder retirar sus fondos en cualquier momento dado el caso. Y al darse los resultados, los bancos se quedaron “llenos de dinero” a la vista, mientras que sus préstamos se han estancado, provocando que la inversión sea más exigua y esperan -una vez que pase el susto del conflicto arancelario- el crédito de consumo vuelva a crecer porque es muy probable que el consumo de los hogares y el de la administración pública, continúen siendo el sostén del crecimiento del PIB. (O)