De manera general, todos relacionamos el tema de la contaminación atmosférica con lo que ocurre en el exterior, donde los gases de los escapes de los vehículos de los autobuses lanzan humo negro al exterior. Relacionamos la contaminación con el humo que emanan las chimeneas o los incendios forestales, los cuales están regulados por la ley en algunos casos. Sin embargo, lo que sucede en el interior de nuestras casas no tenemos idea o nos hemos acostumbrado a vivir con esta contaminación, a pesar que producen enfermedades respiratorias.
Algunos destacados investigadores neumólogos del mundo informan sobre la contaminación en el interior de las casas. La contaminación del aire en el interior de las viviendas va desde las sustancias químicas, aerosoles, estufas de leña, chimeneas de gas o leña, las famosas velas, inciensos o vaporizadores. Las estufas de gas o leña son las que más contaminan el aire al interior de la casa, aunque en muchos hogares el uso permanente de velas también daña la atmósfera. Los neurotóxicos de arsénico y plomo que permanecen en el aire interior, así como otros productos químicos, pueden estar dañando el aire interior de las viviendas.
Por tanto, debemos tomar conciencia de que el aire de nuestras casas debe estar limpio y libre de contaminación, sin tóxicos que dañen nuestro sistema respiratorio. Las fuentes tóxicas pueden irritar los ojos, la nariz, la garganta y en casos extremos, pueden dañar el sistema nervioso central. Ahora que está de moda en las casas modernas las chimeneas de gas o de propano, es importante recordar que también contaminan severamente el interior de las viviendas porque liberan contaminantes de combustión. Tengamos presente mantener limpio el aire en nuestros hogares. (O)