La 55ª Asamblea General de la OEA, celebrada en Antigua y Barbuda del 24 al 26 de junio de 2025, marcó un hito al centrar el debate hemisférico en dos temas fundamentales: economías resilientes e inclusivas, y salud mental. En un contexto de postpandemia, inestabilidad geopolítica y crisis climática, los Estados miembros coincidieron en que el desarrollo económico no puede desligarse de la inclusión social y la salud integral de las personas.
Se deben adoptar políticas públicas en cada país miembro para construir economías resilientes que protejan a los sectores más vulnerables, fomenten la innovación, impulsen la sostenibilidad y garanticen oportunidades equitativas. Sin embargo, en un giro poco habitual en la agenda internacional del organismo, se reconoció que no habrá desarrollo verdadero sin bienestar emocional. Así, los países acordaron unir esfuerzos para visibilizar, des estigmatizar y priorizar la salud mental como un derecho humano.
Este compromiso, que busca traducirse en acción, evidencia un nuevo consenso: el futuro de las Américas depende tanto de la estabilidad económica como del tejido social y emocional de sus pueblos. En tiempos de polarización y desigualdad, avanzar en estas agendas comunes representa un acto de responsabilidad compartida. La Asamblea no solo ofreció diagnósticos, sino un llamado urgente a pasar del discurso a la implementación concreta. (O)