Hasta para morir hay que tener “cierto pedigrí”.
Este fin de semana, medios digitales de Cuenca reportaron el hallazgo de una pareja en avanzado estado de descomposición en el parque Gloria.
Según las “primeras investigaciones”, eran pobres, enfermos alcohólicos, no presentaban signos de violencia. Y que las “autoridades indagan las circunstancias de su muerte” (¿?)
Fin de la “noticia”.
Imaginemos si la pareja era un par de jóvenes vestidos con jeans, calzado Nike y olía a Chivas o Gatorade…
O adultos, cuyo vehículo quedó al costado, eran blancos o mestizos, o solo eran bebedores sociales, o con algo que les distinga para no ser encasillados como indigentes.
Entonces la “noticia” habría sido otra, no tan completa como antaño se acostumbraba, pero sí como para “meter bulla”, no quedarse en las ramas, peor en la estigmatización camuflada.
Pero no. Eran pobres. Alcohólicos, además. Al menos, eso dice la “noticia”.
Posiblemente la “opinión pública” nunca sabrá quiénes fueron, de dónde son, por qué se dejaron ganar por el alcohol, a qué se dedicaban…
Miremos desde otro ángulo. El parque está cercano a la Feria Libre, un mercado regional donde se vende y se revende de todo; donde se simula la venta de vaya a saber qué cosa es; hacia donde llegan comerciantes de otras provincias; donde se huele desde pescado en descomposición hasta el olor a caldo de manguera; donde cunde el ladronismo, y la trampa lo comete aun quien parece angelical o es devoto de la Churona.
En ese panorama sombrío caminan los enfermos alcohólicos, mostrando sus rostros cual si fueran retratos de la nada. Duermen en las aceras, junto a perros callejeros, sometidos a la indiferencia del resto de mortales, olvidados por la sociedad, incluyendo aquella que se golpea el pecho ante un Cristo de madera. No comen. O comen algunos restos.
Algunos laboraban como estibadores. Han sido desplazados por los “extranjeros”.
¿Desde dónde llegan? La mayor parte de sectores rurales de varias provincias, donde tampoco tenían oportunidades, donde se reflejan las inequidades sociales.
Ningún esfuerzo institucional ha sido capaz de poner un bálsamo en esa herida social, peor para curarla, para rescatar a seres humanos, óiganse bien, seres humanos, de aquel submundo.
Mucho peor para volver los ojos al campo y darles oportunidad de trabajar, de vivir con dignidad.
Presuntamente, la pareja hallada sin vida en el parque Gloria (¡qué contradicción¡) fue parte de ese bosque tétrico, y, como tal, baja a la tumba, anónima para los demás, sin condolencias, sin más “suerte” que haber sido “noticia” de 200 caracteres. (O)