Infusiones curativas

La semana pasada cuando regresaba de Tamarindo en la moto, y en el sector de Tres Cruces estaba helado, paré en el restaurante “Don Guevara” de mi viejo amigo Vicente Guevara para tomar un café hirviendo, pero él me dijo que mejor tome una “agua de sangorache”. Esta es un agua popular de la región andina, está hecha de la hierba sangorache, “Amarantus Híbridus”. Está preparada con limón, miel de abaja o panela, canela, es rica en antioxidantes, es digestiva y desintoxicante y si está hirviendo le quita el frío. El “agua de frescos” que es otra bebida artesanal e incluso en el mercado se pude conseguir fundas con todas las plantas medicinales. Además, esta es de uso místico, usan los shamanes para curar. También tiene “agua de pensamientos” con flores de violetas y limón.

Las monjas del convento de El Carmen de la Asunción preparan la conocida bebida de “agua de pítimas”, su nombre guarda una vieja tradición. Esta bebida que venden allí las madres en la Plaza de las Flores es preparada por pétalos de rosa, clavel, valeriana, hierba luisa, cedrón y es un agua que tiene propiedades tónicas febrífugas porque reduce la fiebre y posee calmantes. Esta infusión es muy apetecida y se vende también con jarabe de rábanos que sirve para la tos.

Las plantas medicinales tienen propiedades curativas o terapéuticas y en nuestra cultura tienen cientos de años. Por ejemplo, la manzanilla y la menta para la digestión, la valeriana es un tranquilizante, el eucalipto para la gripe, el romero para la memoria, el jengibre es un antiinflamatorio, la caléndula para cicatrizar y la ortiga que es diurética. Y la conocida y tradicional “agüita de vieja” que es un remedio casero que se utiliza para las personas mayores como el agua de canela, la infusión de anís, el té de boldo, el de ruda. Es la agüita que cariñosamente prepara la abuela con tradicionales plantas medicinales. (O)

Dr. Nicanor Merchan Luco

Periodista. Licenciado en Humanidades. Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Máster en Antropología del Desarrollo y Doctor en Arqueología. Se desempeña como director de El Mercurio. Escribe, principalmente, sobre temas ambientales.

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