Catedral Natural

Ana Abad R.

El altar de la iglesia mayor de la ciudad adornado con abundantes y generosos ramos de rosas blancas y amarillas, iluminado con largas velas verdes que hacían juego con las elegantes casullas verdemares de los sacerdotes que acompañaron a monseñor Marcos Pérez Caicedo en la celebración eucarística del pasado día sábado, no solo fue un maravilloso y estremecedor escenario para entronizar a la imagen de la Virgen de las Aguas como protectora de la “Casa Común”, sino para declarar a Kimsakocha como la Catedral Natural de Cuenca. En medio del brillo y esplendor de esta reliquia patrimonial de la ciudad, fueron presentados pan, vino, agüita en shila de barro, choclos, porotos, achogchas, leche y quesillo como ofrenda por la comunidad que con cantos y alabanzas pedían que todos los fieles del campo y de la ciudad sientan en su corazón el llamado a defender la integridad de la creación, para que todas las fuerzas que buscan atentar contra el agua sagrada de nuestros páramos “se detengan en nombre del Dios de la vida”. Como un solo corazón, como una sola mente, como una sola voz se invocó la reflexión del Papa León XIV “sólo una mirada contemplativa puede cambiar nuestra relación con las cosas creadas y ayudarnos a salir de la crisis ecológica causada por la ruptura de las relaciones con Dios, con el prójimo y con la tierra, debido al pecado”. (O)

Lcda. Ana Abad

Periodista, editora y correctora de estilo; es parte del grupo editorial Quillca editores. Ha publicado investigaciones sobre cultura popular y artesanías. Es directora de contenidos del Portal Digital Voces Azuayas.

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