Destrucción de la naturaleza

Hernán Abad Rodas

A veces me pregunto: cuando los pájaros cantan, ¿acaso llaman a las flores en el campo, hablan a los árboles o hacen eco al murmullo de los arroyos? ¿Por qué con su inteligencia, el ser humano no puede saber lo que dice el pájaro, ni lo que murmura el arroyo, ni lo que cuchichean las olas cuando rozan lenta y dulcemente la arena de la orilla?

Pero, así como la naturaleza es generosa con nosotros, cuando ella es agredida sin piedad, nos obliga a que observemos cómo la tierra abre totalmente la boca, lanza fuego y ceniza, deglute al hombre y sus obras, a través de los terremotos, Tsunamis etc.

Es indudable, que la contaminación ambiental, y la demolición de la naturaleza, constituyen un grave problema de salud pública.

Nuestro planeta sufre un deterioro muy grave, amenazando la supervivencia de una gran parte de la humanidad. Los informes científicos son cada vez más alarmantes. Drásticos cambios climáticos que todos los sentimos, altísimas o muy bajas temperaturas, deshielos, huracanes devastadores, islas de plástico, contaminación ambiental por todo lado, deforestación, pobreza etc.

Como vemos, estamos empeñados en la ingrata tarea de destruir el mundo, arruinar los bosques, contaminar los ríos y los páramos, transformar los mares y las quebradas en auténticos botaderos de basura.

La destrucción sistemática de la naturaleza es un hecho escalofriante y real, y lo que empeora este oscuro panorama; es que va acompañada de la demolición de los supremos valores humanos como la paz, la libertad, la ética, la dignidad, la verdad, la democracia etc.

La solución al problema antes mencionado es compleja, y requiere un cambio del modelo de producción y consumo a nivel planetario. Demanda de un esfuerzo a ese mismo nivel, de estados y sociedades.

Algunos vemos este sombrío escenario, pero hacemos poco o nada, otros no lo ven, simplemente porque están empeñados en su lucha diaria por sobrevivir en condiciones de desempleo, pobreza, empleo precario, explotación etc.

Hay otros que no quieren ni les conviene ver. Son los impulsores del modelo económico, social y ambiental, que genera la destrucción de la naturaleza: como las grandes empresas: mineras, petroleras etc. cuyo interés es la reproducción de sus capitales, a través de mecanismos sofisticados de la tecnología y de la propaganda, creando necesidades falsas, con la oferta de millones de mercancías con caducidad programada, creando basura y más basura en cantidades exorbitantes. (O)

Dr. Hernán Abad

Médico Neumólogo, Postgrado Universidad de Chile. Socio fundador Academia Ecuatoriana de Literatura Moderna e Historia. Miembro activo del Club de Leones de Cuenca.

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba